
Un dispositivo de defensa dominicano protegió a la policía vecina en su propia demarcación fronteriza de una turba violenta, mientras en todo el interior del país ¡ Arde Haití ¡
Los sucesos se concentraron en la frontera de Jimaní en la que una turba encolerizada haitiana persiguió a sus propios policías, toda vez que antes había asaltado y asesinado a seis personas, 4 oficiales aduaneros y dos ciudadanos civiles en el Mal Pase de Haití éste pasado sábado 24 de noviembre 2018, lo que originó una rápida intervención de las fuerzas dominicanas para repeler el ataque, protegiendo así a los 8 miembros de la policía vecina de una posible masacre, autorizándoles a cruzar la frontera como único refugio más inmediato y seguro, dejándoles portar sus armas e identificaciones para seguidamente trasladarles al consulado de Haití en Barahona (Rep. Dominicana).
Aunque el enclave fronterizo esta normalizado se respira un ambiente tenso en las inmediaciones, perjudicando la actividad del transporte comercial que va y vuelve a Haití, paralizándose desde este pasado sábado el tráfico rodado que no puede acceder a la puerta de Mal Paso, añadiendo por el riesgo previsible las rutas de República Dominicana-Haití gestionadas por las empresas Metro y Caribe Tours, y sólo han sido algunos vehículos criollos los que se han acercado a Fond Parisien para reabastecerse de lo imprescindible en el consumo alimentario.

Haitianos protestan por el resultado de una investigación de la corrupción amañada entre Venezuela y los gestores de PetroCaribe, que han sustraido importantes fondos económicos de un fondo de reserva para la reconstrucción de Haití.
Si ya de por si las relaciones entre ambos propietarios de la isla caribeña estaban afectadas, los hechos actuales han recrudecido el ambiente, suscitándose una tensión hasta ahora no vista en la que ya hay víctimas, jugando un elemento de sorpresa inesperado que puede responder a considerar una sublevación en toda regla, provocada y servida con signos cruentos de aplicar machete y venganza, tanto por un lado de la barrera como por los muchos nacionales que se encuentran en un limbo legal sin papeles para seguir en Dominicana, con la amenaza de una deportación masiva que socavaría unos intereses laborales importantes, lo que redundaría sin duda en una causa-efecto-llamada de elevada temperatura que a buen seguro produjese una revuelta a gran escala a fuego lento interno en las áreas que desde siempre se han creído antagónicas.
Jovenel Moïse, “el hombre banana” presidente del país más pobre de América, hoy es severamente acusado de una corrupción todavía no probada.
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