
BAILAD, BAILAD MALDITOS
Bailad, bailad malditos, pero por vosotros mismos no penseís que sangre derramar en este funesto funeral, para vosotros fiesta de independencia amagada que pueda servir para saliros con la vuestra, pues provocando estaís llamando a los dragones de la paciencia para apagar vuestra osadía y falsa inocencia con las llamas de la razón y la concordia que vosotros teneís cautivas.
Soís unos cobardes que retaís con boca pequeña, creciéndoos por creer que soís mejores, con la idea de que con vuestro cerebro de mosquito podeís entrar por mi ventana, y las gentes de allí, de acá se contienen esperando que todo este velatorio concluya para siempre, después de enterrar vuestras moribundas ideas que solapadamente me amenazan.
¡ Pero qué os pensaís !, que los catalanes de allí con más “seny” que el vuestro, se van a quedar quietos, amordazados mientras masacraís las voluntades de sus hijos, como habeís estado haciendo hasta ahora. Equivocados seguís estando, y más de una hostía metáforica hubiese faltado en la sobremesa de vuestras conspiraciones, que por temor a no degradaros no os la dieron vuestros padres, cuando con una hogaza de pan llegaron de Aragón, Murcia, Andalucia, Galicia y Castilla La Mancha.
Soís unos provocadores, incluso inteligentes y honrados que a muchos de vosotros reconocemos como tales dirigentes de un destino social provechoso compartido en común sin afrentas ni disparates, pero también existen otros malvados comparsas que comparten mesa de reuniones, almuerzo y cenas a deshoras, camuflados entre instituciones. Y una parte del pueblo llano os sigue agarrando de la mano para bailar una sardana, mientras otros se chotean de vuestra falsedad con chotis, muñeiras y sevillanas, por lo que entonaís con resonancia a la europea una canción habanera, implorando que España se rinda sin condiciones, o como siempre está sucediendo últimamente, lo deje todo para después del próximo otoño de no se sabe que año gregoriano toque en un calendario inexistente.
Qué equivocados estaís, ya que olvidaís que existen hombres con fueros propios, de libre pensamiento, valor y contenido coraje que se traga por no lidiar más de un sapo caliente, pues siguen respetando y perdonando al hermano que quiso huir con la herencia, esos que no están por enojarse con nadie y que no entienden de absurdos conflictos, enmarcados en caros panfletos reivindicativos de una Catalunya, que habeís provocado que llore y se rompa por dentro sin el menor remordimiento, compasión y diálogo.
Bailad, bailad malditos y que pasen los que faltan para lo que siempre habeís pensado, que los charnegos les quiten el polvo con el plumero a sus superflúos perjuicios.
Sabemos muchos quiénes son los tontos, como al hombre con llama flambeada que habeís convertido en Presidente de postre, que prenderá, desconociendo las consecuencias, un fuego añadido a la pira de otro bautismo político, que no se contendrá pero se apagará finalmente con la razón y el entusiasmo de quienes no están dispuestos a soportar la xenofobia que promulgaís en vuestras osadas proclamas.
A muchos nos gustaría definitivamente descubrir, aunque lo sospechemos desde el inicio del “proces”, quienes son los juramentados en este circo de fieras domesticadas, cínicas sonrisas y educados postureos en los hemiciclos, que agitan sus garras de papel y parecen querer devorar una parte de un país dándose el gran festín, siguiendo agitando en el aire el látigo de la amenaza, y eso nos hace presentir una contienda final que se librará en el ring del sentido común, advirtiendo que si pensaís en una guerra civil, os va a salir el tiro por la culata.
Y si buscaís un mártir, al que prender fuego para llamar la atención, no hace ni puñetera falta, porque al primero disparo que suene, a vosotros “segadors” de pacotilla, se os va a helar el corazón con el pacifismo que mostrarán los que os quieren todavía cerca, y os siguen acogiendo en el seno de sus hogares sin el mínimo rencor, aunque frustrados y apenados los sintaís en el pozo profundo de vuestra incomprensión.
Atentamente. Un ciudadano catalán, y no de segunda.. jamás, aunque le creaís un charlatán.
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