El Club Bilderberg sigue muy en activo, propinando serios conflictos a quienes no comulgan con su extenso decálogo.

Descubrir la cara amable de los "amos del mundo" para impedir que el nacimiento de un nuevo orden no sea traumático

Comparte este artículo

 

Y no nos olvidamos del intrusismo en las vidas de los ciudadanos del mítico Club Bilderberg, una asociación de entes de poder inmensurable que influyen en las decisiones de los gobiernos de todo el mundo, ya sea con aprobación expresa o dándoles la vuelta haciendo girar la rueda de los “lobis”, permitiéndose aprobar, amonestar y derrocar a todos aquellos que no sigan una norma de comportamiento, siempre supuestamente basada en la mejora de la conducta humana y la evolución del mundo en aras de la paz y el bienestar de la humanidad, especialmente en Occidente.

Los sumos sacerdotes de la globalización, de lo hegemónico, entiéndase el dominio de una entidad sobre otras similares, y de lo homogénico, las zonas de producción idénticas y definidas como indispensables para ser cultivadas provechosamente y con los matices a que hubiere lugar, tal lo manifiesta con algo más de ambigüedad el político y economista británico William Nicolas Hutton, actualmente director del célebre Hertford College, se ensamblan dentro de una cadena de montaje en la que intervienen mecanismos de paro y avance que afectan a los movimientos sociales, políticos, culturales, económicos, etc., sin importar que sean de derechas o izquierdas, ya que para los integrantes del Club Bilderberg, todas las tendencias son perfectamente susceptibles de ser mantenidas en su concepción primaria o simplemente intervenidas para su lenta o rápida transformación según los índices de advertencia geopolítica que puedan hacerlas apartarse del concepto Estado-nación, quedando de este modo las ideologías como un “nodo” inmerso en la geoestrategía planeada anticipadamente.

No nos cuesta descubrir que el Club Bilderberg es la cara amable de los amos del mundo, los Illuminati como el clan que lo decide todo en un mundo variopinto y complicado que es analizado en profundidad por unos expertos de cerebros grises a sueldo fijo, capaces de discernir sin un ápice de error, dado que son ellos los que pueden manipular a conciencia los entramados y las incidencias sin la sensibilidad de lo que puede reportarles un sentimiento de arrepentimiento humanista entre el bien y el mal, focalizado como premisa en preservar los intereses del núcleo duro decidido a llevar a cabo los procesos que estimen pertinentes, eliminando por sistema cualquier oposición, sea de la forma que sea y cueste lo que cueste.

El Club Bielderberg hace sus llamadas al más puro estilo “rotario” como si de una fundación se tratase y con la sonrisa de hacerse entender como una asociación que abre sus brazos a las ideas e iniciativas ajenas, lo que no deja de apreciarse como una pantalla para no menospreciar la naturaleza de las concentraciones anuales que son convocadas, invitando a líderes políticos en activo o no, mandos militares a los que pueden convencer para infiltrarse en grupos populistas, como podría ser el caso de Unidos Podemos y otros partidos que por el momento no aparecen de manera relevante, empresarios y banqueros, tecnócratas, diplomáticos, periodistas de pluma afilada, economistas de renombre y otros anónimos y casi invisibles, que seguirán un proceso de selección y ser examinados para determinar finalmente si son prescindibles o candidatos a apoyar para llegar al poder o a la influencia mediática que respalde sus proyectos, siempre orientados a blindar y corregir imprudencias desde el año 1954, conservando cronológicamente los aciertos y desencuentros motivados por injerencias externas tanto en la OTAN como en la Unión Europea.

Los encuentros del “club” reúnen a más de 120 participantes, de los que unos 40 están en la “nómina” indefinida de la organización, cuya misión es la de servir de puente, consulta y colaboración para que los nuevos designados accedan a nuevos contactos y siempre de forma piramidal, otorgándoles el “plácet” para contribuir a que la alianza atlántica se acorace con un “corazón” impenetrable no exento de darle un “ictus” insospechado, si las arterias no han sido tratadas con respeto y obediencia o hayan sido atacadas por otros elementos “extraños” sometiéndole a un virus, “agotamiento”, disidencia, rebelión o deserción (China, Rusia, países árabes, oriente medio), lo que haría establecer severas contramedidas con el lanzamiento de cargas de profundidad “mediáticas” para destruir el crédito personal y la confianza social, “torpedos” propagandísticos para causar daños irreparables en la línea de flotación que hace navegar las oportunidades para la siembra y recogida en el plano económico, o lo que es lo mismo, la causa de una aparente “autodestrucción” que dañe sin remisión la anomalía generada por cualquier causa que “Bielderbeg” consideré inaceptable contra sus objetivos de estabilidad, lo que haría el reemplazo inmediato de unos jugadores en un campo vedado para ser recorrido por los nominados que han decidido de facto, pasarse al lado contrario, ya sea unilateralmente o bajo el paraguas protector de otro grupo oponente y fuerte, ubicado en un frío y hermético territorio que no desea ser explorado.

“La actual ventana a la oportunidad para que quizá un orden mundial interdependiente y verdaderamente pacífico se construya, no estará abierta durante mucho tiempo. Estamos al borde de una transformación global. Todo lo que necesitamos es una gran crisis y las naciones aceptarán el Nuevo Orden Mundial.”
(David Rockefeller, durante una cena de los embajadores de Naciones Unidas)

En un próximo informe sobre las andanzas del Club Bilderberg daremos cuenta de las personalidades que fueron captadas y sus actividades, ampliándoles sus pasos a título de socios numerarios que extinguidos o todavía permanentes, hacen que la ruleta de la fortuna siga girando, impidiendo que el juego del “trile” de los recién llegados y ambiciosos incumplan unas normas que pueden llevarles al éxito, al fracaso o al olvido, condenados a la miseria y al ostracismo.


Comparte este artículo

Comentarios

   Send article as PDF   

Be the first to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo no será publicada.


*