Cómo evitar que una noche de sonrisas se convierta en un día de lágrimas

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Artículo inspirado en un concierto de Rubén Blades en New York, dedicando una canción prolongada a “Pedro El Navaja”, en que hace mención a un tema de desilusión ciudadana de un desheredado y a un arma que no es bueno quisiera aparecer, un 38 smith-wesson especial.

Tras aplicar el elixir en una, dos o tres dosis.. de momento, para acobardar y tranquilizar a la humanidad, hay otras tres formas, entre otras para doblegar a los pueblos.

La primera medida consistiría en amenazarles constantemente con enfermedades, otrora fueron venéreas, pandemias cuestionables según la ciencia epidemiológica que sigue investigando el ahora mismo, y la que sin compromisos subvencionables rechazados por una ética universitaria incuestionable, contradice a las farmacéuticas vendidas al diablo o al origen de la maldad sedienta del ser que nos cautiva y encadena, imponiendo una vacunación sin excepciones, miedos a los contagios y reclusiones forzosas para no respirar el aire de la calle, ese que llena los pulmones a todos de libertad y emprendimiento. ¿ La inmunología de qué puede servir si cada día amanecen más idiotas, que no reflexionan sobre lo que de verdad ocurre a su alrededor ?.

Si no puedes ver la mochila invisible que contiene tus muchas obligaciones y pocos derechos en tu espalda, al menos mírate el ombligo.

La segunda, el aumento calculado, medido cautelarmente por algoritmos bucaneros en la penumbra de los mercados nunca estériles y siempre aprovechados, para producir indirectamente el aumento intolerable de los precios de la canasta de los productos básicos de la compra para la alimentación, además de los derivados indispensables para la economía personal o familiar, agua, luz, gas, sanidad, etc. etc. etc. El terror está servido sin servilleta para limpiarse el vómito.

Y la tercera, solapada hasta la médula que se cobija en el horror por una desconocida e ingrata conspiración universal, con la intervención de un organigrama en donde la cabeza de la hidra del poder supremo del mundo, ampara y protege a frágiles personajes que como todos van también al excusado a evacuar, sometiéndoles a reacciones impuras adornadas de permisividad, y que ostentan bandas cruzadas del color de su bandera e insignias en la solapa para demostrar su total y a veces execrable autoridad, de la que nunca piensan pueden estar pendientes del hilo de la confianza que puede romperse en cualquier momento.

Se trata, sin excepciones, que nadie piense sin permiso y tenga confianza en si mismo, por su labor profesional o dotes intelectuales por aportan beneficios a la sociedad en cualquier materia, ya que una actitud menos beligerante que indisciplinada, será recompensada en un inicio de compra o chantaje en la intimidad, o plagiada sencillamente la idea con la demagogia de la presión o incluso la amenaza accidentada de empobrecer al autor poco a poco, pasito a pasito, degradando su presupuesto para resistir la embestida invencible de un enemigo con corbata.

Dicho lo anterior a la postre revierte en otro peldaño de una economía de escalas, logrando que nadie se sienta seguro, permaneciendo fijo en su puesto de trabajo, con satisfacción y ganas de elevar su estatus, lo que se aprovechará para elevar un entusiasmo ficticio para que el sujeto-esclavo siga participando en la evolución de cualquier empresa o proyecto para que los beneficios, supuestamente tengan una mejor distribución, para después apostillar que los objetivos no logrados sean considerados por la inestabilidad de los mercados, que se expanden con facilidad autorizada o se retrotraen con regularidad para que el imperio del dinero siga creciendo dentro de una mentalidad “keynesiana”, pasada de moda. Y lo saben, pero sin duda a muchos les interesa conservar. Ya nada será igual. Keynes murió, ¡ viva el caos multiplicador !.

Y nos quedan los serviles políticos, muy revolucionarios de boquilla estrecha, siempre abierta, poco accesible el oído y menos coraje para arrearle una hostia reflejada en una formalizada y documentada denuncia con persecución mediática incluida, al que osa poner sus manos en la cuchara que no le pertenece o en el botín que ponen a su alcance, con peligro de privatizar si no se reparte con naturalidad. Nos referimos a esos que con nuestros impuestos regalan costosas exposiciones y expediciones no gubernamentales subvencionadas a sus amigos que se irán de vacaciones, para demostrar que los progresistas como se hacen denominar, son los primeros en todo y que desgraciadamente no hay otros como ellos para los millones de necesitados que siempre tienen como maletilla o recurso en su libro de almohada.

En verdad hay falta imaginación en esos pistoleros sin “chapa y siempre estrellada”, que atracan con edictos y prohibiciones lo que serían capaces de aceptar si estuvieran en otras situaciones. Y no se percibe en esos instigadores de guiones mal elaborados arrepentimiento alguno, dado que de lo contrario ya habría duelos en O.K. Corral con muertos de verdad en el polvoriento suelo. Todas las controversias, los repartos y las diferencias se engarzan constantemente en copiosos almuerzos y cenas de interés para definir y exhibir sus “esfuerzos” mentales en cómo darle “algo” a esos llamados más vulnerables, que casi siempre serán sus vecinos, a los que no contentan ya con promesas y miradas de comprensión en la television y en esas emisoras de radio, en donde la música arrolladora es la que importa y en el móvil la secuencia irrisoria del tik tok de turno, aunque cada vez hay más jóvenes que piensan que esas trampas pronto estarán caducadas y habrá que salir a dialogar o buscar la salida apresurada del laberinto en el que están.

La hipocresía es una actitud itinerante y perseverante de los ineptos, esos que mantienen la “palabreja” sostenibilidad desde los labios hasta las cejas, gastándose los recursos en necesidades siempre inacabadas, en frases permanentemente rotas de hacer lo que nunca hacen, que es muy simple, todo aquello que con transparencia y humildad sencillamente se lleva a cabo, sin exigirse nada a ellos mismos, pues sobran sus abrazos, para que todo se haga con un único fin del que se carece en la actualidad, inducir fervientemente en obtener la ansiada felicidad para que resplandezca, casi inexistente, para que la sociedad empiece a sonreír sin atender predicciones, premoniciones, inútiles posturas de los dirigentes para conservar la impunidad en cualquier fecha y hora, del día, mes y año, y muy especialmente en ese período en el que hay que volver a las urnas.

Si no hay sonrisa no hay expresión ni siquiera fortuita. Si no hay voluntad de arrimar el hombro, tanto del altivo como del erguido trabajador o funcionario, sin olvidar al “chaperudo” que con dolor atiende lo indecible de su deformación, o del niño limpiabotas al que le sobra de una vez por todas el pegamento para inhalar y así evadirse por unos instantes de su fracaso, nada tendrá sentido.

Si no se reacciona, estamos perdidos y los que nos llenan la cabeza de pajaritos con problemas.. ganan y lo harán siempre que les permitamos utilizar la ignota palabra democracia con excesiva ligereza, y mucho menos cuando la utilizan bajo la sombrilla de república.

O cambian señores y señoras de la política perniciosa de ultratumba sin más ritmo que el eco de sus entrañas, y salen a la arena de los luchadores con el gladio de la verdad y la dureza de la lucha a la que se prestaron, además de impedir que se derrita la esperanza o se arriesgan a que los “sepultureros”, que permanecen retraídos, confundidos y refugiados en las catacumbas de los claustros con la teoría de la liberación bajo el brazo, un día les puedan enterrar vivos junto a la desgracia desnuda de haber tomado un camino equivocado, el que les puede llevar al cementerio de una reivindicación que no deberán confundir con una venganza. Ustedes se habrán buscado ese destino prematuro.

Advertidos están, sabelotodos de hemiciclo huraño entre opositores que comparten diferencias con respeto glamuroso durante mañanas y tardes, alabándose después todos juntos en la nocturnidad de una noche decapitada por ustedes mismos, excepto que no controlan sobradamente la paciencia que puede consumirse antes de lo que suponen sus señorías y deplorables consejeros, además de una interminable lista de bien pagados asesores, que son una auténtica pesadilla para justificar partidas injustificables para un déficit al que calificar de doméstico cuando se repercute en el gasto corriente de un Estado en suspenso.

Más les convendría consultar a un ciego, que nada ve pero si intuye lo que le ocurre, a un paralítico que va en silla de ruedas y no en auto blindado, o a los padres quienes tienen descendencia con un síndrome que no quisieran para sus hijos, o al hambriento que calla porque ya no sabe pedir nada.

Empiezan a resultar ustedes señores y señoras, caciquiles donde los haya, en algo parecido a las cucarachas que cuando parece que se les extermina vuelven a aparecer cuando huelen a viandas, además de ser carnívoras. Toda una epidemia y de las más contagiosas, a la que habrá que buscar un antídoto. Y como siempre se finaliza en estos casos, siempre hay excepciones a las que les cuesta mucho demostrar que lo son, porque no solo hay que aparentar que son honrados, también hay que demostrarlo, evitando así que aparezcan temerarios clones o réplicas influenciados por canta-autores de calibre excepcional, que nada tienen que perder con un 38 smith-wesson especial en su manos, para dejar bien claro que algo pronto va a suceder.


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