La crisis catalana se agudiza en España, la Justicia anda perdida en Alemania, y la Unión Europa acopia interés por desaparecer

Y un día ambos ciudadanos, separados ya por demasiadas fronteras, se miraron a los ojos y recordaron que unos políticos sin escrúpulos los distanciaron sin emociones, entre empujones y palabrejas de discurso rancio, que hoy nadie entiende como se produjeron para aceptar tal fiasco, de una triste separación que a nadie ha beneficiado. 

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Reproducimos el artículo del periódico “Le Figaro”  por considerarlo de utilidad, inteligentemente informativa y de neutra imparcialdad sobre el problema que acucia a la sociedad catalana inmersa en el clásico cajón de sastre. 

“Hoy muchos europeos han visto con tristeza que, desafortunadamente, la Unión Europea sigue siendo un sueño lejano. La falta de integración total y la armonización legal real es un gran peligro para la continuidad del proyecto europeo.

La Constitución alemana impide que un “lander” se convierta en un nuevo estado. Por otra parte, un partido político que defiendiera la destrucción de la República alemana sería automáticamente ilegalizado. Sin embargo, un juez alemán, en dos días y sin conocer el dossier completo que probaba la violencia promovida por los separatistas catalanes, consideró que el Sr. Puigdemont (un ex presidente regional catalán, que había huido de los tribunales españoles a Bélgica, y había sido arrestado en Alemania) no podía ser  juzgado en España por el delito de rebelión.

Esta decisión de un juez regional alemán hace que el Tribunal Supremo español no pueda hacer justicia de acuerdo con las leyes que rigen a 47 millones de españoles (incluidos 7 ms, expulsaron a las compañías y provocaron el miedo y la angustia de todos los catalanes. Y he aquí que gracias a la libertad de movimiento que permite la Unión Europea y a ser un ciudadano europeo, el Sr. Puigdemont podrá escapar de cualquier responsabilidad por actos que ha cometido y que han hecho mucho daño a un país entero.

No deseo a ningún país de la Unión Europea la pesadilla que los nacionalistas independentistas catalanes (que han tenido todo el poder institucional en Cataluña durante décadas) han hecho vivir a los propios catalanes.

Si continuamos así, la “balcanización” y la desintegración progresiva de Europa está servida”


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