Del teorema de Pitágoras a la libertad infinita y real que requiere Haití, sin más preámbulos y excusas

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.. no importa que la LIBERTAD se esconda dentro de un triángulo rectángulo, siempre que no sirvan las formas geométricas para convertir al pueblo en el cateto ignorado en la hipotenusa de unos resultados equidistantes e infravalorados, que impidan seguir haciendo cálculos en la geopolítica interesada de los aspirantes a gobernantes procaces, voluntariosos y feroces, descalificando a aquellos que defiendan un mensaje encriptado que malogren que todos los ciudadanos se entiendan y decidan en libertad sus opciones políticas, en un Haití olvidado que bien merece una oportunidad en el seno y en su pleno derecho de tener su espacio en Naciones Unidas.

Probablemente se haya descubierto por casualidad el secreto que únicamente los amos del mundo conocen y tienen a buen seguro y recaudo ocultar sobre el teorema de Pitágoras referidos a países todavía anclados en la edad de piedra del siglo XIX, aplicado la teoría farsante de un lento desarrollo social inexistente, que consideran un experimento asociado a la capacidad de resistencia de seres sumidos en la pobreza en toda su dimensión, salvo la de unos cuantos escaladores que han sabido salir de la cápsula por insomnio del carcelero, es decir y con toda la ironía de la que podamos ser capaces de comunicar – En todo triangulo rectángulo el cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados de los catetos – lo que puede entenderse poco para no entender nada para un lerdo en la materia geométrica que la confunde con la aritmética geo-económica, apoyada por el concepto absurdo de hallar una solución que expresa el concepto de entender lo negativo en el intelecto como un punto de medición de lo único referido a unas aspiraciones embalsamadas, no sabiendo si en realidad están congeladas o hundidas en una ciénaga para el resto que dure la eternidad o el simple confinamiento del miedo político, para cuando se preste a desarrollar un nuevo movimiento más revolucionario que hagan cambiar los sistemas demostradamente obsoletos.

Opinión : Andrea Zampedroni / Editor y Analista Geopolítico

Lo que falta por encajar en ese universo desconocido de las diferencias ancestrales en la humanidad vejada, es la forma que compone el volumen de lo apretujado que se esté en esa caja geométrica de Pandora para que no explote de una vez, esperando no se encuentre casualmente en el espacio invisible que recoge a la ignorancia en custodia propiamente dicha, que es lo mismo en lo que debe ser comprendido como una perogrullada, que es admitir que todo ese conjunto de líneas amoldadas a una sociedad vilipendiada, de la que se han aprovechado casi todos los gobernantes que irrumpieron con falsas promesas después de la liberación de la esclavitud soberana, ha convertido a las empobrecidas culturas en el eczema doloso y flagelado, todavía en la piel por los latigazos recibidos a través de los años, que siguen sufriendo virtualmente por esos grandes esclavistas que siguen elevando edificios y muros para impedir asaltos inimaginables y reivindicativos, que molestan peor que un grano en el trasero o un mosquito en la cara.

Opinión : Juan H. Belz / Coordinador y Analista Geopolitico

Vayamos a la facilidad comprensible de lo que en realidad sucede y dentro de la brevedad que reduce a escombros lo anteriormente expuesto.

CULTURA Y LIBERTAD PARA ROMPER LAS CADENAS QUE RETIENEN IGNORANCIA PARA SABER LIBRARSE DE ELLAS

Dónde no hay educación, cultura, instrucción y se fomenta premeditadamente el caos como una solución sin salida, no hay libertad.

La libertad es necesaria para alcanzar la oportunidad que nos brinda el futuro, el progreso y la paz de una convivencia que no conozca el miedo.

Para Jhonatan Rosa Martes, artista plástico de importante trascendencia en el mundo de las artes dominicanas y profunda estimación por un Haití sin complejos, la libertad y la lucha por conseguirla es primordial en cualquier sociedad que se aprecie de serlo, sea innata o recién cosechada, con la obligación de mantenerla sana y salva, sin manchas ni ataduras, evitando que pueda ser susceptible de ser allanada o nuevamente intenten apoderarse de esa parcela de tierra llamada extraña y sus recursos naturales, rodeada de agua y una frontera terrestre hermana y comprensiva, que es allí donde se halla un campo sin fronteras para sellar la felicidad entre comunidades hermanas, que limitan con altos cocoteros de norte a sur, compartiendo hermosas playas, lagunas y cascadas de este a oeste, si se siguen conservando con paciencia y perseverancia sus envidiables panorámicas, no enfrascándose en permitir que las bandas armadas de lo inalcanzable, marchiten una fotografía turística a la que le faltaría más ángulo de visión de lo acostumbrado.

Y que es todavía existen paraísos desconocidos para el resto del mundo, y Haití es uno de ellos.

Una vez concluida la primera fase de los ataques virulentos, a los que tendremos de acostumbrarnos permanentemente de forma inesperada, organizaremos una campaña de adhesiones, contactos con las instituciones y la necesidad de confederar asociaciones para lograr que la unión y la fuerza sea algo más que una frase de leyenda en la bandera haitiana.

Movimiento para el Desarrollo de Haití, para empezar a convencer que hay una asignatura pendiente en la geopolítica, recordando que mirar a otro lado cuando las reivindicaciones son claras, justas y argumentadas, es un posicionamiento que atenta contra el espíritu de lealtad y solidaridad de las Naciones Unidas.

Ante la amenazadora presión internacional y la pobreza reinante, el 17 de abril de 1825 Haití se vio obligada a firmar una indemnización de 21.000 millones de dólares que tardaron en abonarse 122 años de escasez, penurias, hipotecas, concesiones de explotación de minas para paliar los préstamos e intereses a entidades bancarias francesas, estadounidenses y alemanas, creándose una economía cautiva y desarmada de flexibilidades, por la que desde antes, después y ahora el país caribeño no ha levantado cabeza para mirar de igual a igual a sus vecinos y extraños.

En opinión expresa Marc-Aurel Bonne-Anne, Vicepresidente de la Liga Haitiana Internacional (Lihaiti), hace un recordatorio coincidente con otro@s librepensador@s, aduciendo que hay que tener en cuenta que la mayoría de las veces la LIBERTAD se concede a los pobres con la intención de resaltarla esplendorosamente en un atractivo escaparate, en donde podrá contemplarse a modo de sabrosa fruta.. que no podrá alcanzarse sin el consentimiento de los que están tras el mostrador para venderla y no a cualquier precio.

Las actuales democracias retenidas por la escasez de personalidades que cuestionen sus defectos por falta de conocimiento, han llegado a pensar que la LIBERTAD que preconizan está reservada a condición de no usarla en un determinado momento, lo que hace que el inmovilismo apague el sonido de las cadenas que la tienen retenida en contra de una voluntad acobardada, lo que reafirma la cita de que es preferible vivir con peligro para así intentar alcanzarla, que estar encerrado con la seguridad de admitir su perdida.

Opinión generalizada

En el caso de los haitianos es prioritario decir que no tienen más casa, hogar y refugio que los 27.750 km.2 que les pertenecen, y que no pueden convertirse en un cementerio de promesas políticas y sociales incumplidas.

Haití pertenece al pueblo haitiano sin excepciones y nos corresponde a todos los que tenemos un sentimiento de hacer prevalecer la dignidad que ofrece la cultura por igual, para mimarla y quererla como a un niño, a una madre, a un hermano, jurándole protegerla siempre y lograr que la pobreza humillante se convierta en un bienestar real y perdurable, en donde los sonidos de los «Kaláshnikov» dejen su estampidos para las escopetas de feria.

La libertad hasta hoy no puede seguir amenazada por esos desalmados jinetes del apocalípsis, que tienen mucho que ver con la conquista, el hambre, la guerra y la muerte, disfrazados todos ellos con la corrupción, la violencia, el desgobierno, la degeneración y la egoísta ambición encubierta.

Los haitianos al igual que los demás seres de la humanidad creada a conveniencia, deben sentirse libres para no claudicar frente a esos entes de la discordia, la desesperación y la provocación, que están llamados a contemplar su propia derrota y desaparición, cuando se sientan obligados a rendir cuentas por una Ley impulsada por la auténtica democracia, que fortalecerá una nueva ciudadanía, sin miedo y en libertad.

Las cadenas están rotas desde hace mucho tiempo y la esclavitud desapareció a pesar de que nos la quieren volver a imponer a todos, blancos, negros, amarillos, mestizos, colorados, embadurnados de sudor o maquillados con cremas de todo tipo, poniéndonos otra vez argollas en nuestros cuellos, manos, pies y tobillos, los mismos creídos “amos” de la evolución progresista, que piensan tener todavía la llave de un candado invisible y adaptado a los modernos tiempos.

La libertad ni se compra ni se vende, es un don natural de la humanidad y únicamente depende de nuestro propio orgullo olvidar por siempre, que los haitianos fueron víctimas de una esclavitud y maltrato que asquearía al propio demonio, el mismo que muchos todavía llevan dentro de sus grisáceos corazones, cuando intentan convencernos los prepotentes políticos de la miseria, que dicen tener las soluciones de la infame pobreza, pasando el tiempo que revela hasta lo más ridículo y ofensivo, que es la insistencia chapucera de que no hay esperanza sin ellos.

La libertad es un arma cargada de razones inviolables, un terremoto de oportunidades, una tormenta perfecta para defender y construir un Haití con una imagen moribunda a nivel internacional que todavía respira, existe, vive y vivirá mientras estemos unidos los combatientes sin salario del miedo, siempre fuertes y empecinados para seguir creyendo en nosotros mismos y en que todo cambio es posible, si todos aquellos que deciden mirarnos fijamente a los ojos contribuyen a hacer factible un sueño, cuando se han visto de cerca tantas pesadillas y fantasmagóricas escenas reales que se muerden entre ellas.

Como bien apunta Junior Obas, haitiano y ciudadano del mundo, una joven promesa que alcanzará profesionalmente lo que se proponga, máster en ciencias políticas, jurista de reconocido prestigio y con mucho futuro en el congregado marco internacional, quien aboga en ofrecer una respuesta a la problemática que nos incumbe en el sortilegio de dar solución a lo que parece que no tendría efecto alguno si no hay voluntad en trabajar, dedicando saber, conocimiento legislativo y esfuerzo para hacer viable la metáfora de que El Cordero de Dios o Jesucristo abre los primeros cuatro sellos para iniciar la recuperación de las ideas y la liberación de los caballos con los cuatro jinetes del Apocalipsis que dejaron de ser perversos y cabalgan sobre un caballo diferente. El primer jinete lo hace sobre uno blanco que representa la conquista ajena devuelta a sus legítimos dueños y anteriormente atribuida a intereses bastardos, el segundo es rojo y describe a la guerra entre facciones internas que deben desaparecer de la faz de la tierra, el tercero es negro y define el hambre que reina en pueblos y ciudades que debe saciarse de un alimento condimentado de esperanza y nuevas oportunidades sazonadas en las cocinas del cielo soleado instaladas en el suelo patrio, y el cuarto es pálido, mortecino con el significado de la muerte que se acerca a regañadientes por un exceso de trabajo, que todavía debe ser domado y debe evitar cualquier sobresalto en el galope tendido. Todos simbolizan lo que hoy puede empezar a cambiar y suceder en un Haití que todavía raya un índice de regresión a lo poco alcanzado en su calidad de vida, además del crudo e innecesario analfabetismo, indescriptible y premeditado por quienes se esconden tras el oportunismo de conseguir todavía esclavos en el siglo XXI.

Lo anteriormente descrito pertenece a una realidad, sigue añadiendo Junior Obas, que hay que corregir cuanto antes en las aulas todavía por inaugurar, que hay que fomentarlas en todas las áreas, ya sean educativas, sanitarias, comunitarias, empresariales, cívicas y religiosas, que espacio y vocación aplazada tienen para prestarse a desarrollar un vínculo como si se tratase de un cordón umbilical, refugiado en la placenta y todavía por dar señales para aparecer sano y salvo el neonato de la LIBERTAD, evitando ser atacada por la virulencia de quienes no desean y niegan que el desarrollo llegue, aunque sea lentamente y sin crispaciones.

La primera contienda entre la incultura y el deseo de aprendizaje consiste en intentar diseñar con cualquier carácter de rasgo el cómo y cuando debe escribirse la palabra LIBERTAD. Una libertad que tras escribirla en las mentes se disfrutará plenamente, respetándola y luchando por hacerla prevalecer como el lento avancarga como arma, o el instrumento idóneo de una renacida aspiración nacional.

La LIBERTAD, un patrimonio indiscutible que cicatrizará las viejas heridas de la incomprensión, y habrá que saber escribirla en negro sobre blanco, en cualquier acta que certifique y revalide la valiosa existencia de alcanzar el futuro, aunque hoy se trace con tiza en el destartalado encerado de un escenario patético, sin puertas ni ventanas que la proteja de la ignorancia que persiste en ser la única maestra de un ausente alumnado.


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Comentarios

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1 Comment

  1. Cuando sea posible hablar de libertad, el Estado como tal dejará de existir. Friedrich Engels

    Solo aquel que sea capaz de superar sus miedos conseguirá ser realmente libre.

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