
Y así va una España que no sabe elegir el camino más corto para despertar de su letargo.
Mientras los políticos se siguen tirando a la cabeza todo lo que encuentran a su paso, con dotes detectivescas de teleserie interminable, buscando másters plagiados, doctorados ficticios con diploma enmarcado, otros reconocimientos falsificados de pago por transferencia a ua imprenta de Costa Rica, a lo que sigue como un relicario las manipulaciones verbales de la ministra de Justicia que nunca fueron hechas tal asevera la “encausada” en su etapa como fiscala, mientras gozaba de amistades peligrosas que ahora le niegan el pan y la sal, surgen en la hipótesis otras incidencias sobre declaraciones de Hacienda que no aparecen por parte alguna de un astronauta hoy ministro, mientras miles de huesos no van camino a osario, entendiendo que a ninguna parte, que mejor los hubiesen utilizado para hacer un caldo simbólico que no va a sentar bien a nadie.
A todo eso, visitas inoportunas a mandatarios internacionales de un “joven y ambicioso preboste aspirante a “rey” socialista consorte, más imitador de Robin Hood que de un Príncipe jugador de baloncesto con casta de valiente, que no deja de estar en tela de juicio entre los suyos, teniendo que soportar manifestaciones de correosas interpretaciones por parte de ministras de sinópsis fácil y portavoceras que miran hacia arriba, creyéndose estar protegidas y ausentes, siempre en posesión de su verdad absoluta, como lo haría Santa Teresa de Jesús mientras levitase y no se diese un trompazo, y así todo más envuelto en un amasijo de wifi´s subterráneos envueltos en papel periódico hecho añicos, para no verse ridiculizado el autor/ra del gazapo del día, demostrando una vez más que el país iría mejor sin ellos, los políticos de feria de los que el pueblo está más harto que un desfile de emoticonos, pero tampoco hace nada para evitarlo, decidiendo si se le preguntase, que fluyera la administración auténtica, seria, segura y transparente, aquella opositora y perfeccionada por la tecnocracía, dejando que el consejo de contables supervise con mano férrea y dura el control de la cuentas, por si alguien se le va la mano pierda la posibilidad de no ser encerrado por tiempo indefinido y hasta que no devuleva con creces lo arrebatado, ya sea por corrupción, malversación o prevaricación que debería ser lo mismo, aunque la semántica se emplee en la jurisprudencia como un significado distinto.
España es un país de guasa chapucera, en la que se hacen manifestaciones independentistas de las diez horas hasta las trece treinta para después irse a casa y llegar con media hora de retraso a la comida del medio día, para contar con más detalles de lo vivido a la familia admirada que escucha con deleite sus batallistas en la calle Bergara de Barcelona, explicando que los “mossos” se han pasado con la porra y los constitucionalistas eran cuatro gatos, fachas y juerguistas que celebran el uno de octubre como una victoria del “barça”.
Y así va la España de la pandereta, convocándose con el “guashapp” para quedar por la tarde un rato y liarse una bandera estelada, salir por ahí y dar cuatro gritos, mientras los de la otra parte contraria se dan un “garbeo” por la Rambla de Catalunya para dejarse fotografiar por los turistas que han llegado al puerto de Barcelona en un crucero, al estar de paso repostando para seguir navegando el mismo día a otro lugar más tranquilo del Mediterráneo.
Y así va la Ciudad Condal, liándose la manta, mantera de los manteros a la cabeza, soportando riñas a machetazos de vigilantes de narcopisos, estúpidos robos callejeros y una sensación de peligrosidad que va en aumento progresivo, mientras la “Colau”, una alcaldesa que se apunta a un bombardeo mientras salga en las noticias, haciendo ver que es la más necesaria, idónea y lista para dirigir una autonomía de pelicula o una nación secesionista, brava e independiente del yugo españolista.
Y así va todo, con unos presupuestos generales del Estado con más dificultad que unos zapatos de tacón “manolito” en una ciénaga de arenas movedizas, en la que ya se ha hundido el caballo del “hermano” guerrero de Podemos.. que opina, mientras tira de las riendas, que hay que seguir arrastrando el carro de las provisiones parlamentarias, mientras ese jinete solitario que conduce una caravana con los ojos cerrados va directo y de bruces al abismo, para que sin remisión caiga en ese desfiladero conocido por el cementerio de los oportunistas.
Y el país se duerme a regañadientes de tanto oír lo mismo, durante la mañana, la tarde y la noche, y opta por entretenerse con dedicación, excitación y vicio a rondar por las redes sociales, que para el caso son menos soporíferas que los telediarios, principales responsables de ese letargo que aumenta el ritmo cardíaco del aburrimiento y el descanso forzado.
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