¿ Dónde están los enfermos de gripe ?

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¿ Estadísticamente han sido sustituidos por el Coronavirus ?

Una vez más aparece la teoría de la conspiración en una sociedad capitalizada por la desilusión, la misma que utilizaba Paul Joseph Goebbels , ministro de Propaganda e Ilustración Pública del Tercer Reich entre 1933 y 1945, para agrupar como proyecto político un sentido común único, indiscutible e intolerable con todo lo que no encajaba en asumir una dictadura personificada que prometiese alejar cualquier crisis en una Alemania problemática. Goebbels era personaje estridente, poseído por el espíritu maléfico que le proveía de una gran influencia antisemita, ejercida dentro de una dominada oratoria de diatribas espeluznantes, que enardecía a las masas nazis y las llevaba al convencimiento de hacer perdurar en el tiempo una raza superior, que debía exterminar cualquier síntoma de mediocridad o debilidad ciudadana.

Frases de Goebbels que han pasado a la historia del mass media universal, que hoy día se utilizan sin ningún tapujo serían las de “ Más vale una falsedad que no puede ser desmentida que una verdad inverosímil ” o “ Una mentira repetida mil veces se convierte en una realidad ”. Reflexiones que nos conducen a que algo no ha dejado de oler más allá de la sana Dinamarca, tal apostillada el libreto Hamlet de William Shakespeare, utilizando medios de difusión con mensajería masiva que difunden una epidemia, que según los intereses socio-económicos se puede convertir en una pandemia, por supuesto controlada y que terminará cuando los poderosos hayan cumplido sus objetivos todavía desconocidos, y por ende después de que las farmacéuticas y los laboratorios de investigación hagan su “recaudación más sustancial de lo habitual” cuando juegan con la banca aparentemente inagotable de la sanidad, gracias a la manipulación y adaptación lucrativa de lo que en presunción podrían considerarse las guerras bacteriológicas.

“ La investigación de las enfermedades ha avanzado tanto que cada vez es más difícil encontrar a alguien que esté completamente sano.”
Aldous Leonard Huxley

¿ Nos causa todavía extrañeza que mueran personas de una “avanzada” edad, ya casi sin defensas, como ocurre en las temporadas de gripe estacionaria ?. No vamos a empezar a discurrir sobre unos hechos que nos parecen discutibles y muy cuestionables, acomodados a la salvaje venganza que se experimenta sobre los intereses económicos que encuentran resistencia en la competitividad arancelaria, o que en un momento puntual surgen de las ideas de los más débiles y secundarios países emprendedores encaminados al fracaso de sus competitivas propuestas.. si no han sido autorizados por la cúpula anónima del trueno invisible, o los más entronizados, o los más ambiciosos para segmentar los mercados de una industrialización que se enfriaba y a la que si no se le hubiese puesto coto (China).. la cuestión iría de mal en peor para la globalización domesticada y el reparto de la riqueza, que no admite ligerezas ni salidas a la brava ni a lo “brexit”, que seguro nos costarán un riñón y un ojo de la cara si se imitan tales acciones en un corto período de incertidumbre maliciosa, que no llegará a vislumbrarse si seguimos hechizados por los silencios de las verdades y la complicidad de los que rigen el mundo.

Pensar que hay un misterioso “oligopolio” que mece la cuna de la sanidad no está desmentido todavía.

El miedo es libre, dice un apreciado amigo y lo repite cada vez que en una partida de parchís, el contrincante duda en mover una ficha teniendo una enemiga delante y otra detrás, lo que representa una duda razonable cuando una simple estadística nos puede hacer pensar .. y ahí va nuestra hipótesis.

¿ Dónde están los fallecidos por gripe en España por ejemplo ?

En 2019 la gripe común causó en la Península Ibérica, que en comparación al “coronavirus” a fechas pronosticadas, sumaban 525.300 casos y 6.300 muertes. No vamos a desvestir un dato para disfrazar al que todavía está coleando.

Dicen los especialistas que los niños aguantan el contagio como un catarro más molesto, y que quienes caen son aquellos que han tenido síntomas de enfermedades más acusadas, especialmente los ancianos.

Si por cada 250.000 personas hay un contagiado que guarda reposo y cuidado hospitalario o cuartelario hogareño, se salva con mucha calma, descanso, abundante agua e ibuprofeno, además del rito absurdo de la mascarilla que se lleva todo el día y que no sirve para nada, aunque si es recomendable lavarse las manos como asepsia y sana costumbre a la que deberíamos estar todo el tiempo pendientes de hacerlo. Sin duda alguna una medicina más actualizada se agradecerá que intervenga como complemento al inicio de “cuarentena” hasta esperar la gran vacuna salvadora de una humanidad atemorizada, y será entonces cuando el “coronavirus” dejará de ser noticia muy pronto, siempre que quienes impulsan las noticias sepan y tengan la garantía que no estarán obligados a abonar las tasas frescas de tipo “Google” y otras por citar una elucubración, prevista por los “sabios tiburones” de Europa y Asia, además de contrarrestar los besos de torniquete de los sindicatos que al parecer impedían desmantelar las fábricas para llevárselas a otras zonas francas más dinámicas, y con más escasez imaginativa para averiguar lo que representan los estados de muchos derechos y libertades escasas, en donde casi todo ya se prohíbe.. con cada día más impuestos para aguarnos la fiesta de la democracia rica, esplendorosa e hipotecada.

Y con respecto a otro mal endémico que viene a cuento, es el aumento de la tasa de suicidios que asciende a 10 al día – cada dos hora y media – una persona decide concluir con su vida y sin tener en cuenta el famoso “coronavirus”, es decir el doble de muertos por accidentes de tráfico, ochenta veces que los ocasionados por la violencia de género, once veces más por los homicidios causados, y sin tener presente que cerca de nueve mil personas están al borde de quitarse la vida, terminando por pensárselo dos veces y aceptando ser intervenidos por un psiquiatra que podría hallarse peor que ellos, cuando coinciden en pasar de la edad de los 50 y sentirse más solos y decepcionados que una mascota consciente de haber sido reencarnada, cuando te observa con su lánguida mirada y te susurra mentalmente, que ni siquiera el “coronavirus” te sacará del encierro al que a todos nos están sometiendo, aunque a este paso de insensatez premeditada y el pánico que producimos todos a la desesperada, ni la “semana santa” ni los “sanfermines” estamos seguros que se celebren, ni tan siquiera en un reducido y testimonial hospital de campaña.


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