

Se quejan de que las pérdidas en el mundo del fútbol, ese fenómeno que admite más gente pasiva que no práctica el mismo deporte salvo que lo vea en directo en un campo o por la tele sentado o tumbado, ascienden a 5.000 millones de dólares en estos momentos de incertidumbre galopante, algo que a muchos nos preocupa mucho y poco a la vez, tanto como el pitido de un linier en un partido acalorado y apasionado cuando por darle patadas a un balón, los célebres y admirados Messi, Ronaldo y otros muchos de menor relieve meten goles a destajo, precisando que a 35.000 euros la hora de juego y otorgado a esos dos figuras citados, es un valor dinerario de escándalo que clama a negociaciones más coherentes y una reflexión severamente necesaria, lo que permite hacer una crítica y comparación con respecto al monto diario con el que se retribuye al médico interno de la seguridad social en España, que se va a los 40 € de percepción salarial, y cerca de los 40.000 € al año cuando ya ha pasado la larga “cuarentena” de asimilación, prueba de residencia y resistencia para después obtener plaza tras una seria evaluación que ha puesto a la sanidad española en uno de los puestos más prestigiosos en el mundo civilizado, además de ser tan asequible que es gratuita, digan lo que digan los detractores del sistema, por toda condición social, sexo y razas procedentes de donde vengan, así como el reducido costo de las medicinas de origen que no son falsificadas como en muchos países sudamericanos y asiáticos.

Por seguir pensando que no hay derecho a consentir que las comparativas se estrellen en el muro del silencio y las ingratas lamentaciones, ahora podríamos gritar alto y claro, con menos aplausos de ser necesario por aquello del tiempo limitado para ser captado y transmitido en directo, y con mucho sentido de reconocimiento atrasado, que nunca es tarde para expresarlo y que tampoco es de recibo hayamos tenido que recalar en esta anomalía social y lamentable para estimar a quienes velan por nuestra sana seguridad a todas horas del día y de la noche, destacando que es injusto que lo hagamos ahora a tenor del síndrome de la pandemia que sufrimos, viendo el ejemplo que nos está dando el sacrificado personal sanitario en todas sus escalas, especialidades y doctorados, que bien merecerían además del plus de agradecimiento universal, un salario más acorde con sus estudios, el riesgo y dedicación que tienen para los frágiles humanos, dejando así que la afición respetada y deportiva, no sea la más gratificada cuando en la confrontación hay personas que seriamente y con paciencia no juegan con nuestras vidas.
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