Entre “ camellos “ y “ elefantes “ : papelinas, recetas médicas y 2 tipos de esclerosis

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Si la sociedad actual no tiene reparos en vivir su inevitable tragedia y continuada decadencia, al menos quienes dicen velar por nuestra felicidad social, deberían tener ciertos reparos favorables en combatir la necedad que impera, sensación de una esclerosis atípica en alto grado, cada vez más arraigado que se va apoderando de la inteligencia necesaria para superar el desarrollo personal del día a día.

Es un hecho incuestionable, pensamos poco y solucionamos menos cuando nos vemos alterados por un problema, ya sea doméstico, laboral o sentimental. Conspiramos a todas horas contra nosotros mismos, abocándonos a relativizar la soluciones, que en la mayoría de los casos las dejamos aparcadas en el tintero sanguíneo que nunca utilizaremos para seguir escribiendo nuestra historia, ya sea para memorizarla, compartirla con otros sujetos o tenerla en cuenta si llegamos a depender del clásico y aventurado psicológo, que goza al intentar rasurarnos el cerebro para menospreciarnos o sacar conclusiones erroneas, máxime cuando el analista se cree con autorización docta por haber aprobado su “experimentada” vocación, dedicándose a firmar valideces en el carné de conducir o haciendo de becario/a en un jardín de infancia.

El aturdido hombre o mujer del hoy, avispado, emprendedor por entender que a las “pipas” sin cáscara hay que ponerles sabor desagradable cuando se degustan durante la visión de un film de terror, sin olvidarnos a los que en vez de destinar parte de su tiempo en leer un buen libro prefieren ir al centro de musculación y después de media hora llenarse en estómago de asteroides, incluso a tener en cuenta a muchos de los que no hacen nada por temor a tener un accidente mental si piensan y no siguen hablando a todas horas por el móvil parlanchin, a esos que se quejan que el “curro” está difícil cuando se levantan a las once de la mañana, y que no merece la pena terminar como sus padres víctimas de una enfermedad orientada a ser bautizada como pph ( pobre progenitor de hipoteca ), va dirigido este breve y y sentido reconocimiento, al creer que el sistema, sin humos, ruídos y nubes blancas, no va a responder a materializar la ambición ilusionante por lograr un mundo mejor, ya sea porque los fenómenos mágicos ya no los produce ni dios, y por las mil razones equívocas que están al alcance del débil deudor de préstamos familiares que son intercambiables en esquinas expendedoras de drogas canjeables si aceptas servir al negocio de manera piramidal.

Dicho lo anterior, celebrar que todavía tengamos la oportunidad de poder advertir sin alucinaciones todavía, que la sociedad cabalga en un asno mientras otros lo hacen en un caballo con el crin de oro y otros en cuadriga de plata, lo cuál quiere decir que mientras haya ignorancia, desidia, angustía, desesperación, ansiedad por no superar los condicionantes que mueven al gentío a no ser parte en este conflicto de intereses mal avenidos y agorafóbicos, todos los demás intervinientes deberían considerarse pasto de sus propias llamas, si no son capaces se echar una mano a quien lo necesite, impidiéndoles que asistan frecuentemente con el calificativo de hipocondríacos, al ritual de la famacopea desnuda de milagros y muchos placebos recomendados, a través de consultas que atenderán con sumo placer el suministro de medicación facturada a las arcas del “estado”, originándose una pandemia de los sentidos que astutamente manipula la industria farmacéutica, lo que viene a corroborar que en ésto del tratamiento “unipersonal y selectivo” tambien hay competencia, los “camellos” de la papelina y los “elefantes” de la receta.

“Para millones de personas las drogas sirven hoy, como las religiones y la alta cultura ayer, para aplacar las dudas y perplejidades sobre la condición humana, la vida, la muerte, el más allá, el sentido o sinsentido de la existencia.”  Mario Vargas Llosa

A la esclerosis múltiple le vamos a añadir una rama atípica que podríamos calificar como la apariencia evidenciada de una falsa, disfrazada y aparente intelectualidad cuyos síntomas se establecen en la falta de memoria e irresponsabilidad, y por supuesto ni mucho menos próxima y comparable a la que desgraciadamente afecta a una enfermedad que castiga el cerebro y la médula espinal (sistema nervioso central) que puede provocar discapacidad.

Con la esclerosis múltiple, el sistema inmunitario ataca la vaina protectora (mielina) que recubre las fibras nerviosas y causa problemas de comunicación entre el cerebro y el resto del cuerpo. Con el tiempo se manifiesta el padecimiento como irreversible y la enfermedad trastorna y deteriora permanentemente el sistema nervioso.

Quienes padecen esclerosis intelectual se manifiestan como seres abstraídos, cosechados tanto en las cocinas del confort como en las del infierno, que intentan superarse gracias a las bolsas de entretenimiento virtual y la negación profunda del razonamiento, y muchos a la vez se degradan con el consumo de estupefacientes de todo tipo, intentando el aumento de un supuesto valor que siempre estará encadenado a su propia cobardía.

Los síntomas de la esclerosis múltiple son complejos en su advertencia y según el progreso de la lesión a los nervios.

Muchas personas con esclerosis múltiple grave pueden perder la confianza de estabilidad ergonómica, perdiendo la capacidad de caminar sin ayuda, añadiendo que pueden experimentar largos períodos de remisión sin que aparezca ningún síntoma nuevo.

La esclerosis intelectual, bautizada así por nuestro interés en buscar una alarmante comparación, difícil será que tenga un programa de saneamiento si el sujeto no aporta un índice de perseverancia siempre sujeto a saber que sus actos producen alergia social, la constancia de un delito próximo a cometer, la insolvencia y por ende el rechazo de colectivos familiares, incluso afines a su rechazado comportamiento, y un costoso tratamiento que no puede garantizar la recuperación el detrimento que causan las drogas, sin olvidar los medicamentos de adicción producidos por los laboratorios farmacéuticos.

La esclerosis múltiple no tiene cura así como se hace necesario entender que la idiotez adquirida por la falta de uso de las neuronas motivará que los humanos dejemos de entendernos y formemos grupos con distintos signos de comportamiento, añadiendo a la cruel enfermedad que afecta el sistema nervioso otro sesgo de proporciones gigantescas almacenadas en la caja de las sorpresas, si dejamos que la esclerosis intelectual siga avanzando como lo hace.

La medicina y la investigación plausible manifiesta que la esclerosis múltiple, es susceptible de corregirse dependiendo de los tratamientos que pueden colaborar a acelerar la recuperación de los pacientes. Desgraciadamente la esclerosis intelectual no tiene solución, ya que la misma debería haber sido consumida o inyectada en las aulas del saber a pensar y aprender con cultura, urbanidad y la coherencia del intelecto para reconocer y discernir entre lo que es bueno o dañino vivir dignamente.


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