
La camada de lobos acuerda alimentarse repartiéndose la caza del ciudadano ejemplar, jugando con sus huesos en el camarote de los hermanos Marx
Los votantes, simples peregrinos de las convocatorias electorales que suelen acudir en masa, aunque cada vez menos y con mucha más timidez y recelo, dudando elegir entre unas siglas controvertidas que poco convencen, otras nuevas que aparecen y por mucho ilusión que dieron poco “pueden”, se quedan siempre en ascuas cuando hace años prometieron que serían listas abiertas las que concurriesen al evento, algo que desbarataría los planes de los más inteligentes que podrían quedarse sin empleo en eso de manipular desde dentro y colocarse seguro en la poltrona de un congreso, una junta o en cualquier otro hemiciclo de decisión plural que tanto gusta llamar como argumento democrático, para tener la excusa si las cosas no andan o no funcionan como cabía esperar.


La política española es una especie de camarote de los hermanos con instinto de depredador : Pedro (Picapiedra), Pablo (Apóstol), Albert ( El catalán ), Santiago (.. y cierra España) y Pablito (Tiburón) (hijo adoptivo por más señas de lo que un día creo una ilusión entre una decepción generalizada e irritada) :
- Haga el favor de poner atención en la primera cláusula porque es muy importante.
- Votar debería ser una obligación por la que usted me elige a mí para hacerle yo a usted un favor.
- Dice que… la parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte. ¿Qué tal, está muy bien, eh?
- Si tiene dudas ciudadano/a no tiene más que consultarme y se lo volveré a repetir tantas veces como sea preciso, pues yo me debo a su confianza.. y usted a la mía también.
– No, eso no está bien. Quisiera volver a oírlo. (repite con insistencia el convocado/a)
– Dice que… la parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte. ( se denota una cierta irritación)
– Esta vez creo que suena mejor.
– Si quiere se lo leo otra vez. (asiente con humildad el/la votante)
– Tan solo la primera parte.
– ¿ Sobre la parte contratante de la primera parte ?
– No, solo la parte de la parte contratante de la primera parte. (musitando la petición de volver a solicitar lo que todavía no ha entendido el/la votante )
– Oiga, ¿por qué hemos de pelearnos por una tontería como ésta? La cortamos. ( el candidato empieza a perder los nervios )
– Sí, es demasiado largo. ¿Qué es lo que nos queda ahora?
– Dice ahora… la parte contratante de la segunda parte será considerada como la parte contratante de la segunda parte.
– Eso si que no me gusta nada. Nunca segundas partes fueron buenas. Escuche: ¿por qué no hacemos que la primera parte de la segunda parte contratante sea la segunda parte de la primera parte? ( contesta con absoluto rechazo el/la votante ) - Discúlpeme le he confundido amigo. No he tenido en cuenta que usted venía a comprar una vivienda y yo le estaba convenciendo de que su voto es primordial para las próximas elecciones en las que participo yo y mi partido.. bueno, mi partido y yo en sus listas. De todas formas es muy parecido el argumento. Usted confía en que le ofrezco lo mejor y a un excelente precio inmobiliario, usted se hipoteca conmigo por cuatro años, después trato de convencer con mi verbo sincero otra vez y le aumento le cuota, y si no sigue complacido con las condiciones que le ofrezco, puede tener la opción de atender a mi competencia, que será lo mismo y no le defraudará como tampoco lo hago yo, pues la parte contratante (que es usted) de la segunda parte (que soy yo), será considerada como la parte contratante de la segunda parte para que usted se encuentre protegido en un estado de derecho, del que ambos sabemos bien poco. ¿ Verdad ?. Hágame el favor, utilice con ilusión la papelera, perdón.. la urna, una vez más. No le vamos a decepcionar.
Ha estado muy bien la comparación…