Eva Belmonte, una joven periodista ejemplo de madura profesionalidad

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Eva Belmonte ( CIVIO )

Una mujer que utiliza misiles de papel y ondas gravitatorias en Internet dirigidas al poder ”

Una carta abierta de admiración
 a una profesional que merece
 muchísimo reconocimiento a su labor.

Los “mercenarios” de la escritura en el papel recordado con nostalgía y ahora casi invisible, al ser sustituido por la virtualidad de lo que se manifiesta en el espacio sideral, alimentado con el éter insaboro de la fibra óptica y el wifi, que se esconde, o bien se cobija en el anonimato, como hacemos nosotros para no terminar ahogados en nuestro propio fango, producido por nuestra cuestionable y transparente profesionalidad, a fin de seguir contribuyendo que el mundo se informe en su deriva del subconsciente, cambiando puntos y comas, para que todo no se lea y comprenda igual, probablemente con una opinión distinta a la tuya Eva Belmonte, por lo que quisíeramos rendirte admiración que no homenaje, dada tu juventud y por no necesitar de más halagos para emparejarte con el éxito que modestamente en tu parcela de intimidad laboral y social disfrutas a diario, entre compañeros, familiares y amigos que son incapaces de decepcionarte, como bien podemos hacerlo nosotros desde nuestra ventana desvencijada con otro tipo de información, que implora por denunciar lo que se contrasta y se recoge en las entrañas de las cloacas en las que se apuestan y se intercambian cromos y proyectos de teorías falsos e inalcanzables, precisamente los que a diario se prestan en ese “Monopoly” del que tu sabiamente has podido escudriñar.

En Mayo del 68, tu naciste 14 años después, se desató una corriente de rebelión social iniciada en Paris, con líderes estudiantiles que incluso hoy dan la vara simpática y dulcificada en el parlamento europeo de una forma más sosegada. Han pasado desde entonces 47 cortos años. Tú tienes 36, que coinciden con la firma de tu libro ESPAÑOPOLY “Cómo hacerse con el poder en España” en 2015 y con la firma de ejemplares en el día de Sant Jordí en Barcelona, coincidentemente con el comienzo de esas benditas hostilidades en la noche de las barricadas, que cambiaron a una Europa adormecida y sorda por no entender y caer en una nueva guerra fría inútil, producida por los gritos silenciosos de dos bloques enfrentados que nada tenían que ofrecer, salvo vender el poder dominarnos y alienarnos en una sociedad compungida, triste que bailaba ya con otros ritmos, lo que hizo que siguiesen escultándonos y perdonarnos un despertar distinto al programado, evitando así una tercera absurda contienda belicista en unos campos sin cebollas para volver a hacernos llorar de impotencia y rabia contenida, al consentir que unos acérrimos defensores de otros decorados intereses volvieran a convertirse en intransigentes devoradores de la paz, los mismos que hoy aprenden sutilezas, educación y sonrisas al uso y al momento, a ser nuestros lúcidos “coach” en el ilustre colegio del Pilar.

Hoy la prensa está más contaminada que nunca, antes se silenciaba a golpe de llamadas teléfonicas y telex, después los fax, como los hechos acaecidos en 1961, concretamente en octubre, mes de infortunios para Francia y respuesta degradada en la que una manifestación pacífica de argelinos en París, concluyó con más de 200 muertos que fueron arrojados al río Sena. Y ese suceso indescriptible por no prestarse la atención a la ocasión ni la oportunidad de rechazar la imposición de la censura, sí se convirtió en uno de los apagones informativos de la época más reciente para el periodismo, en donde se conjuraron los editores y los sindicatos para pasar página a uno de los episodios más lamentables que no tuvieron ocasión de escribirse con el negro de la tinta sobre el grísaceo papel de los periódicos, que hubiesen rezumado sangrias en los textos por no verlos en las cajas de las linotipias sangrar.

Eva Belmonte eres una gran profesional, diriges un portal de transparencia inmaculado, y eres partícipe responsable de una organización indispensable (CIVIO) para transcribir los errores constantes y opacos que no trascienden popularmente a la masa de opinión publica que vive en una ficción fabricada como indispensable, para que todo el engranaje de la información real empiece a funcionar como un reloj.

No existe fundamental sectarismo como muchos podrían creer por la labor que ejerces y compartes, presumiblemente invirtiendo más tiempo del que podríamos sospechar y nunca trascenderás pero entendemos que hoy por hoy, no existirá mejor recompensa que unas letras esparcidas en el tablero de la opinión, merecidas sobradamente de aliento a tu gestión y un mayor reconocimiento por lo que haces y harás.

Con afecto y admiración.

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