
Séneca y su sencilla reflexión :
“A los que corren en un laberinto, su misma velocidad los confunde”.
El exceso de señalética y prohibiciones por parte de los gobiernos municipales en España, como siempre para velar por nuestra salud y seguridad, que filantrópicamente ya es mucho suponer, no entienden bien que nos pueden crear un traumatismo, una disfunción “estéril” (que no eréctil), pues estamos ya los ciudadanos hasta las mismas “doce docenas de huevos de avestruz africano”, que van a tener que aglutinarse para no tener más remedio que injertarse orejones mecánicos, y así entender tantas normas y muchas disposiciones transitorias para formarnos y hartarnos hasta las narices, de quienes tienen la intención de dominar todos nuestros actos y antojos, desplazamientos en automóvil, paseos andando y encuentros anónimos por las calles buscando lo impensable, no olvidando que la indiscreción de las cámaras grabadoras todo lo van a ver y registrar para sentirnos más incómodos y alienados en ese maravilloso mundo feliz que ni Aldous Huxley imaginó, que al parecer nos merecemos probablemente para inmediatamente después de tenernos acobardados, pasar a la amenaza de un Fahrenheit 451, quemándonos todos los libros que nos alientan y enseñan a rebelarnos con toda dureza del escarmiento transgresor y
transversal contra el aprovechamiento de admitirlo todo por la inutilidad de protestar, si antes no nos conocemos las permisividades que nos conceden si no tenemos una mentalidad verde, o no disponemos de un carné por puntos de súbditos adoradores del aire comprimido y contaminado que respiramos, y de un sol estrellado que las nubes tapan para mojar y humedecer nuestros cerebros, que pronto mediante una castración voluntaria y una metamórfosis cíclica de pago se convertirán por parte de la alquimia química en un duro plástico con jeta de bobo anticuado.
En Madrid, los residentes en el distrito central cuyos límites se desconocen, si te vienen a visitar amigos en automóvil, tendrás que mandar un correo electrónico para que no les multen, al igual que ya se hace en los barrios de Ópera o Lavapies, según intenta convencer por las buenas o por las malas con infracción demostrada, la comisaria política Rita Maestre, portavoz del ayuntamiento de la ciudad del oso y el madroño, que aspira a alzarse con el palmares como ejemplo de velar al precio de incordiar con una sarcástica sonrisa, de ese mal ambiente del que somos causantes los humanos, que todo consentimos y nada entendemos, pues tanta impureza en el clima nos hará propensos al mismo virus psicológico que exclusivamente poseen los mosquitos y las moscas cojoneras.
A los niños, ya que los mayores sufrirán las consecuencias de un suspenso sin poderlo remediar, le pasarán un examen semestral de los nuevos símbolos de gasolina y gasoleó en una estación de carburantes con denominación de refinado origen, las diferencias que hay en el suministro de los antiguos o nuevos panes que nos alimentarán, más caros o más sencillos, con etiqueta de autenticidad agrícola, como “telera de pan cateto” o “butterzopf”, para que el pobre deje de una vez de pedir la “torna”, que ya no existe, ni el mendrugo en su dádiva como viciosa limosna, pues el incauto prefiere un cigarrillo de la pronta recién liberada y demonizada “yerba” legalmente autorizada marihuana, que seguro le ofrecerá un alimento en su paladar, que le distraerá con una mueca agradecida de cualquier otra exigencia por un rato, que le calmará, sin duda, otras pretensiones, un hecho que alegrará excelsamente a todos por igual si no tienen mesura y ningún aguante.
Todo es polémica sucinta, comisiones de investigación, mandamientos judiciales y altercados con muertos en la terrazas, violaciones y madres que se arrojan con sus hijos a los patios de las casas hipotecadas hasta la eternidad, de las que muchos hombres cobardes han salido por las puertas, y ellos yacerán en la “morgue” con la cabeza abierta y el último deseo quebrantado. Mientras tanto siguen auscultando los sociólogos de partido en el gobierno, a una sociedad perdida en un patio de butacas de una función a la que no ha acudido nadie, para seguir dirigiendo tantos por cientos de preferencias para favorecer las verdades a medias, y dejar que las mentiras naveguen por causas de unas elecciones anticipadas, en donde no se postula una mayoría que lo mande todo a ser nutriente de una guarrada épica que no se recordará en los libros de una maldita hemeroteca invisible.
Nada se proyecta que no sea a beneficio de un todopoderoso, ya sea único o en comandita, pero lo cierto es que no hay alternativa posible, ninguna para desestabilizar todo aquello con lo que nos quieren hacer comulgar con ruedas de molino, lo que nos obligará a fijarnos detenidamente en esas indicaciones tan llamativas y abundantes para seguirlas al dedillo, pues las infracciones por no hacerlo no se los salta ni el más ciego de los insurrectos de una protesta solitaria que no servirá, al menos de momento, para nada y enterrarla junto al comentario similar al de los muchos gaznápiros desorientados, que igual piensan tanto que se arriesgarán a perder todos los aprobados que ilustran a un ciudadano ejemplar, que siempre cumple rigurosamente con todo lo que se ordene, ya sea bueno o muy malo.
Todo lo absurdo que pensamos está motivado por nuestra tolerante conducta insumisa, resultado de intentar parecernos a los que nos infringen normas inaceptables, inspiradas en demostrar que somos protagonistas de una rebeldía silenciosa, que poco o nada trascenderá, porqué nadie nos ha votado para implantarlas cómo y cuando queramos.
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