

Tras una ronda consultas, subiendo y bajando por los distintos recovecos que diferencian las capas sociales, hemos llegado a clarificar la diversidad para observar la exactitud de una verdad incuestionable, las marcadas clases medias en República Dominicana sufren las idénticas consecuencias de desmoralización que en todo el mundo experimentan, debido principalmente a la crisis vírica de un Covid-19 que se resiste a abandonarnos, lo que en consecuencia hace que aumente el ahorro de las rentas con la libertad del miedo y se reduzca sensiblemente el gasto, esperando con temor acumulado a que surjan tiempos mejores, con la misma tribulación de la amenaza de un huracán de inesperadas consecuencias.
Lo cierto es que la anómala situación económica actual perjudica el estado de una animosidad compartida entre el pueblo dominicano, que es víctima de una erosión alarmante en los peldaños de un consumo que cada día se ve más insostenible e inalcanzable, con el agravante fatídico de señalar en conciencia, que no es menos cierto que los segmentos de población más vulnerables y menos favorecidos se ven seriamente dañados, perjudicados en un “dolo” inmerecido e ignoto, que desestabiliza el concepto de tranquilidad alcanzado hasta ahora por una presunción de mejora tras el cambio de un gobierno distinto y de un proceder hasta el presente intachable, pero que poco puede hacer ante los imponderables de una pandemia sanitaria mundial que acecha cualquier movimiento de revitalizar un panorama incierto en el que intervienen actos imprevisibles que hacen crecer las carencias drásticamente a un ritmo acelerado.

Llama poderosamente la atención el comportamiento sereno, paciente y honesto en la mayoría de aquellos que se han visto obligados a paralizar su labor, ya sea como empresarios, trabajadores, autónomos, profesionales especializados, etc., vislumbrándose que los más modestos asalariados y ante las promesas de cambio del respetado Luis Abinader, admirado presidente de un país caribeño que no se limita a cruzarse de brazos, los más humildes se muestren confiados y esperanzados ante una innovadora recuperación en las estructuras del Estado y ya de la mano de mentes privilegiadas y decisivas para ampliar el marco de una nueva mercadología que será posible aplicar, si se sigue una política disciplinada de apoyo al comercio y el fortalecimiento del sector servicios, lo que provocará un presumible, aunque modestísimo aumento de las nóminas de manera progresiva, la implementación de una oferta crediticia y sin perder competitividad la puesta en marcha de una capacitación permanente para afrontar el reto que puntúe y consolide el poder adquisitivo de los dominicanos, depurando los errores con prontitud y en la medida flexible y viable que fije el endeudamiento externo de las amenazas sobre puntos débiles que impiden formar los fuertes bien apuntalados, condicionados por el gasto corriente en el día a día de una ciudadanía que en su opinión interviene para decir que la desaparición de la corrupción, el control del presupuesto general y la moderación inversora estatal bajo un instinto de conservación, debería repercutir en bajar los impuestos aplicados a productos de consumo para hacerlos más asequibles en una actualidad delicada, reduciendo el precio inasumible de determinadas “marcas blancas” básicas o reconocidas imprescindibles en la cadena alimenticia, equilibrando de tal modo una canasta unipersonal y familiar que se resquebraja, roída por el lamento de una queja popular que con acidez también se vierte en la misma.

Ya no se habla únicamente del turismo como una fuente necesaria y ausente de recursos exclusivos e inagotables, que debe considerarse inmovilizado en un varadero para su mantenimiento y oportunas reparaciones, que resurgirá en la tardanza de una recuperación segura con la inspiración necesaria para lograr incluirse en un progreso nacional de proyectos distintos de reactivación sectorial, a partir de una economía de iniciativas diversas que no se inhibirán del peaje obligado de escalas frente a futuros predecibles, con la intervención de revisiones técnicas que deberán reaccionar positivamente en cuanto el “tsunami” sanitario se calme y lleguen a una orilla segura.

Las iniciativas que se están estudiando con precaución y determinación darán pie y oportunidad para embarcarse en la gran nave atracada en un puerto hasta ahora lleno de agresivas ratas, decidiendo los nuevos navegantes tomar el rumbo de la innovación por la evolución y modernización de una importante y resistente isla, que siempre han sido sus vicisitudes escritas en un impoluto cuaderno de bitácora creíble de quienes han resistido a las tormentas y a un reconocido empeño, lo que harán que se retomen con los buenos vientos, que soplarán antes o después para soltar amarras y mantener a flote el pabellón de proa y unas estructuras casi hundidas, que hacían aguas con la amenaza de un naufragio inevitable por la temeridad y ruindad de unos irresponsables piratas insaciables, hasta que afortunadamente llegó Abinader para recuperar la confianza en un mar de sargazos y pulpos creyéndose indomables, que todavía impiden el reflote de esa gran y bella goleta que es la República Dominicana.

Hace pocos días el Presidente Abinader determinó un añadido salarial a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, como el inicio de un sistema de compensaciones para quienes en las anteriores legislaturas habían sido abandonados en el cuarto oscuro de las disciplinas, sumidos en un “disfrute” paupérrimo que esperamos no sea el definitivo para aquellos que como autoridades, deben seguir velando por la seguridad de los ciudadanos, incluso con el riesgo de sus vidas.

VoC–Observatorio y como ya viene siendo tradicional en sus libres opiniones, aprovecha el comentario anterior para hacer una añadidura sobre las percepciones que deberían entenderse son exigibles e importantísimas para lograr establecer una calidad de vida no reñida con la escasez en la alimentación básica por no poder adquirirla, así como el bienestar que debe alcanzarse con la habitabilidad de una vivienda digna, lo que nos ha obligado a hacer un sondeo sobre la canasta de la compra, eligiendo la ciudad de Santo Domingo, algo más cara que la de Santiago de Los Caballeros por buscar un elemento de semblanza comparativa.

Análisis con un ejemplo de realidad presente del producto consumido y presupuestado, considerando su proporcionalidad en cuanto al día a día para una persona, pareja o familia.
Una persona sola que trabaje o estudie, que viva en un pequeño apartamento o habitación con cocina de 40 m2, requeriría de no menos 24.000 pesos DOP, sin contar con más alegrías y mucho menos excesos en las compras habituales, traduciendo el importe en el siguiente gasto mínimo diario y medio, poniendo en la ficción como protagonista a María, o a una familia como testigos de lo que estamos aseverando.
Desayuno variado: 50 pesos (20 pesos leche y bocado)
Almuerzo rápido en un restaurante / colmado con refresco o agua: 305 pesos
Comida Cena / Parte trozo de pollo o carne : 50 pesos
Dos huevos, tomates y adobos : 13 pesos
Queso o similar, fruta : 50 pesos
Papas, arroz y/o habichuelas : 5 pesos
1 cerveza, Agua, Refrescos, Café, pastas : 120 pesos
Pan : 10 pesos
Alquiler Apartamento amueblado zona normal y/o periférica : 250 pesos
Electricidad : 50 pesos
Prepago celular / Internet : 45 pesos
Detergente cocina : 10 pesos
Champú : 10 pesos
Útiles baño : 10 pesos
Proporcionalidad vestido y calzado : 45 pesos
Transporte : 60 pesos
Farmacia : 5 pesos
Papel higiénico y otros de aseo : 4 pesos
Pasta dentífrica, recambio de utensilios : 5 pesos
Salón / Corte cabello : 10 pesos
Ditracción y ocio : 20 pesos
Asistencia médica mínima : 5 pesos
Imprevistos : 23 pesos
(a) Total importe requerido diariamente : 1155 pesos DOP Mensual : 34.650 pesos DOP para sin excesivos lujos ni consumos aleatorios exagerados. ( 492 € )
(b) 24.000 pesos DOP – Lo admisible sin extras que corresponde a un segmento humilde, es lo que en la actualidad se constata en una persona custodiando un lobby, dedicando doce horas diarias seis días a la semana. ( 340 € )
36.000 pesos DOP – Pareja sin hijos en la simulación (b) ( 510 € )

Familia media compuesta por 4 personas : 120.000 pesos DOP -1698 €
«Si una sociedad libre no puede ayudar a sus muchos pobres, tampoco podrá salvar a sus pocos ricos» Martin Luther King

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