Leonardo Favio, cineasta y cantautor argentino que merece ser recordado

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Recordando a Leonardo Favio, cualquier día es bueno para hacerlo y escuchar una de sus canciones, que jamás pasarán desapercibidas para quienes buscan respuesta a unos sentimientos difíciles de expresar.

No hace falta que el comentario se ajuste a la fecha para recordar el fallecimiento de un hombre que supo expresar como nadie los sentimientos a través de su armoniosa voz acompasada con el deleite de su música, sin desmerecer su  brillante paso por el cine como productor, director, guionista y actor, componiendo letras de canciones que no entendemos son reconocidas vivamente, ni siquiera su importante figura entre las nuevas generaciones argentinas, jóvenes qué, desgraciadamente para la cultura les es difícil saber de quien estamos tratando por sus muchos méritos y exitosos triunfos alcanzados por su demostrada dedicación al arte de transmitir.

Nos estamos refiriendo a Leonardo Favio ( Fuad Jorge Jury ), nacido el 28 de Mayo de 1938 en Las Catitas, departamento de Santa Rosa en la provincia de Mendoza (Argentina), un pueblo ubicado en el centro del país considerado de los más poblados. Favio falleció el 5 de Noviembre de 2012 en Buenos Aires, a la edad de 74 años después de una larga enfermedad.

Dos mujeres compartieron su vida, María durante 6 años y Carolita ( Carola Leyton ) desde 1976 a 2012, que tras 26 años de felicidad con Favio, muere un día de agosto de 2015, quizás para encontrarse sin más dilación con él.  “ Ella es frágil y dulce,mira que encontrarla yo. Voy pensando y me sonrío, para mi que existe Dios” “ Ding Dong, son las cosas del amor “. Así rendía homenaje a su segunda esposa, inspiradora de un bello repertorio. La relación entre ambos culminó con dicha y el inmeso dolor de perder sin poder remediarlo hasta la desaparición de Leonardo Favio, quien finalmente y en el Sanatorio Anchorena es testigo de su exhalación con un último suspiro para ella, resultado de un cuadro de enfermedad crónica que sufría desde hace años, y que en los últimos había provocado una neumonía con visible deterioro físico en él. Tuvieron dos hijos Nicolás Favio y María Salomé, quienes estuvieron junto a su madre presentes, a su lado hasta el final, como siempre, hasta que dejó de existir para ellos y para el mundo del arte. “ Es hora de partir, nos volveremos a ver.. sí “. Si ves a un pajarito en un invierno frío, protégelo, puedo ser yo. “. “ Y vos que vas a hacer, yo me quedaré es otra forma de partir.. y cuando llegue el fin..”

Leonardo Favio nunca renegó u ocultó su condición de niño desarrigado, al nacer en un ambiente próximo al hacinamiento, donde soportó el abandono de su progenitor, pasando un largo tiempo de su infancia internado, marcándose un carácter conflictivo que le obligaba a escapar, hurtando lo que podía para sobrevivir hasta que llegó a ser recluido carcelariamente, pasando después a refugiarse como seminarista para alistarse después en la Marina argentina, uniforme que utilizó para desertar y pedir limosna en las estaciones de ferrocarriles. Su madre, Laura Fabio se había convertido en actriz y escritora de guiones radiofónicos, ayudándole a conseguir papeles secundarios que le ayudaron a emprender su carrera artística, derivando su inquietud en conseguir varios premios de crítica cinematográfica.

En 1965 estenó su ópera prima : Crónica de un niño solo, en 1967 realizó El romance de Aniceto y la Francisca, un film protagonizado por Federico Luppi y la primera mujer de Favio, María Vaner, estrenando en 1969 : El dependiente, en 1973 Juan Moreira, 1975 Nazareno y el lobo. Posteriormente, y probablemente motivado por una crisis general y las muchas trabas en la exhibición en los cines por la invasión de la imagen gringa, le hace la “rata” al sector decidiendo lanzarse a escribir versos acompasados e interpretados por su inimitable voz, cosechando un merecido éxito en todo el mundo de habla hispana, confirmándose como uno de los precursores de la balada romántica en los años 60, 70 y 80, aplaudido con lagrímas en los ojos de muchas veinteñeras y maduras jovencitas que hoy todavia le echan de menos al recordar el duo con Carola con su Ding Dong estas cosas del amor, Simplemente una rosa, Ella ya me olvidó, Fuiste mía un verano, Quiero aprender de memoria, Mi tristeza es mía y nada más, La foto del carné, Ni el clavel ni la rosa, Chiquillada, No juegues más, La cita.. y otras muchas más que han sido versionadas en más de catorce idiomas.

En 1999 realiza la película “Perón, sinfonia del sentimiento”, un documental de 6 horas de duración, en que se postula por su convencimiento político al adherirse sin dudarlo al doctrinario de Juan Domingo Perón y su “peronismo” ( fallecido en 1974 ), militando y difundiendo una idea de integración del pueblo argentino como única base para alcanzar el progreso en su amada patria, siempre Argentina, portador con el orgullo de llevarla en su corazón allá donde fuese, añadiendo una reflexión que le inhibe de estar atado que no sea su libertad, al proclamar abiertamente : “ Yo no soy un director peronista que hago cine y eso en algún momento se percibe. En ningún momento yo planifico bajar línea de mi arte y contribución, porque tengo miedo de que se me escape la poesía que llevo dentro “

Su participación en el Festival Interncional de la canción de Viña del Mar en Chile, Leonardo Favio es aclamado, y con pesar decide exiliarse en 1976 a Colombia hasta 1987, tras el virulento golpe militar en Argentina, después de realizar Soñar, soñar y decir a”chao” con una decisión amarga y aplazada a un conjunto de emociones contenidas en una voz que rezumaba pasión y contagio en los sentidos más exhacerbados de su ser, y en el de sus muchos admiradores/as, que ahora se encierran con latentes recuerdos con una nostalgía muy sentida.

En 1993 dirige Gatica, el mono, compartiendo siempre su dedicación con la sublimada y paralela de cantautor, hasta llegar a Aniceto en la que Favio interpreta el tema musical de la pelicula, obra de su hijo Nico Favio, también músico y compositor.

Leonardo Favio fue uno de esos solitarios invisibles a los que nos dirigimos, máxime si no lo han conocido en todas sus variadas facetas. Favio derrochó sensibilidad y el mensaje ilusionante de decir siempre lo que se siente con amor en un determinado momento, haciendo que no se pierdan y se olviden con recelo y egoismo las relaciones que acostumbran a tener los seres humanos, que se prodigan en manifestar lo que sienten, aunque sea con la mirada, el silencio.. y mirando al cielo.

Desde aquí recordamos a Leonardo Favio, esperando que algunos jóvenes argentinos que tengan la oportunidad de leer este sincero memorial de reconocimiento y cariño que le profesamos al marcar un camino personal en el que por su modestia siempre le sobrarán los elogios, sugiriéndoles se interesen por un compatriota como icono de un pasado, que siempre estará presente y del que pueden estar muy orgullosos de que haya existido. Probablemente sus padres lo recordarán con la resignación de haberle perdido en los laberintos del destino por una maldita enfermedad. Siempre con nosotros por tus confesiones que no dejamos de escuchar en la intimidad.


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Comentarios

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1 Comment

  1. Me encanta que alguien se acuerde de Favio… pantalón cortito, bolsito de mis recuerdos, pantalón cortito con un solo tirador… 😉 Gracias

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