
Existe otro penoso mundo para menores que según sus padres no tienen ningún derecho.
La prensa dominicana informaba (17-07-2020) sobre el rescate de tres niñas haitianas víctimas de dejadez y maltrato físico por parte de sus padres, dejándolas hacinadas en una profunda fosa a modo de cisterna en construcción desde primeras horas de la mañana hasta bien entrada la noche, mientras los progenitores se dedicaban a vender mercancía en la ciudad de Santo Domingo.

Ante tal penosa situación y ser descubierta la improcedencia familiar en un acto que dista mucho ser admitido por cualquier institución social, los vecinos alertaron a la policía a través de una denuncia en la que se rogaba una rápida intervención, dado que las menores se hallaban asustadas, flageladas, penosas en un triste y sórdido ambiente, intimidadas y en una precaria situación por la inquietud de estar encerradas sin poder salir, la falta de higiene y la escasa alimentación dispensada, lo que hizo que los agentes de la autoridad y sin dilación alguna socorriesen a las hijas de un matrimonio que ahora va a tener que responder a la Procuraduría Especializada contra el Tráfico Ilícito de Migrantes y Trata de Personas, ofreciéndoles protección y garantizar sus derechos a unas niñas que en absoluto merecen ese tipo de olvido, escarnio, sufrimiento continuado y confinamiento.


Personal perteneciente a la sección que comprueba este tipo de delitos y presta la colaboración inmediata pertinente, dirigida por el acreditado Coronel Francia A. Hernández, abrió un expediente para tramitarlo con carácter de urgencia a la Directora Nacional de Niños, Niñas y Adolescentes (NNA), con extensión participativa a las ONG,s Destiny Rescue y IJM (Misión Internacional de Justicia), de quienes no dudamos en su intervención para que estos lamentables sucesos más pronto que tarde no vuelvan a producirse.
La falta de educación de los padres y el sentido incívico demostrado y poco responsable no debe pasarse por alto por una falta de recursos económicos, ya que los argumentos quedan invalidados cuando se comprueba que el ser haitiano y con otra cultura de sometimiento, además de una situación deplorable por las actuales circunstancias sanitarias del Covid-19, ello no es un eximente en su comportamiento y en ningún momento, y mucho menos debe permitirse la toma de decisiones que sometan a sus jóvenes hijos a las vejaciones comprobadas, tal es el caso de las niñas lastimadas a las que se han conferido daño innecesario, crueldad mental y un sacrificio mayúsculo que debe corregirse con amabilidad, comprensión y cariño, además de la pena que dicte la Ley contra quienes incurren en una práctica abusiva y desgraciadamente habitual, lo que redundaría en que los menores afectados dejasen de gritar pidiendo socorro en su incomprendido silencio.
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