
¿ No creen ustedes que falta un pelín de curiosidad por el significado del “honor” en un mundo que cada día va mermándose de unos comportamientos básicos de lealtad con el prójimo ?.
El guerrero samurái Miyamoto Musashi en la época feudalista de Japón fue el autor de una famosísima obra titulada El libro de los cinco anillos. Miyamoto nació el 13 de Junio de 1584 en Okayama, Japón, y murió el mismo día y mes de 1645 en Higo, Kumamoto, contando 61 años de existencia. Siempre ha sido reconocido como uno de los mejores guerreros Samurái de todos los tiempos y gran experto en técnicas de artes marciales.
El mundo de los samuráis daba una importancia mayúscula a la evolución del ser y en todas sus facetas combativas dentro de lo que ellos consideraban el destino, el orden y el camino del guerrero.
Las reglas de comportamiento de Miyamoto Musashi han sobrevivido a las dificultades del tiempo pasado, pero sin olvidar la actualidad de unas normas para enfocar el desarrollo actual de la personalidad, en donde la concepción del pensamiento se nutre de la sabiduría que se recoge con la experiencia en función de las causas que ennoblecen los actos.
Son 10 los preceptos que mantienen el equilibrio del ser :
1 ) Aceptar la vida tal cuál ha llegado, considerando que la actitud debe estar siempre acorde con las circunstancias y siempre con la humildad debida, sin considerar la resignación como un punto de apoyo desequilibrado, lo que evitará el sufrimiento de no haber hecho lo que se debía o haberlo intentando sin hacer un esfuerzo para lograrlo. Dejar que todo fluya aunque lo haga gota a gota, no deja de convertirse en una alternativa.
2 ) Pensar en uno mismo con exigencia, y mucho en los demás sin confundirse, sin levantar una barricada frente al mundo que nos amenaza y puede llegar a alimentar nuestra inseguridad.
La felicidad, el estar bien consigo mismo, se constata al estar en posesión de tener la suficiente capacidad para atender y servir a quienes más necesitan de tí, lo que la generosidad tendrá su recompensa correspondiente con el grado de autoestima conseguido.
3 ) Aprender a corregirte, a desprenderte del deseo y la ambición material, eliminando lo accesorio de conseguir la insatisfacción momentánea. No puedes convertir tu vida en un pozo sin fondo, en la que volcar tus errores. Probablemente llegaría un día que los problemas acumulados rebosarían el borde, lo que refrendaría la aparición de una frustración.
El poder está concentrado en la capacidad de aguante para renunciar a lo que deja de ser importante, lo mismo para saber con certeza que el que necesita poco, con poco puede ser dichoso y conformarse.
4 ) Evitar el arrepentimiento como una negación de no poder ser uno mismo. La inutilidad es un acertijo que se describe como el error de padecer una condena sin merecerla, lo que hace que el instinto se precipite a ver más allá del contenido del problema.
Cada acción nos enseña algo nuevo, lo que permite modificar nuestros movimientos en la vida, haciendo que hasta los errores más nímios se conviertan en parte de una enseñanza, permitiendo que se enriquezca nuestra proyección sin sombras.
5 ) Eliminar de raíz las quejas, el odio y el resentimiento, causantes de las malas energías que contagian a quienes nos rodean, logrando así la concentración de nuestros sentidos, toda vez que impediremos la paralización, el envenenamiento del pensamiento positivo para afrontar los designios imprevistos.
6 ) Dejar arrinconado lo prescindible y que no se necesita para que influyan caprichosamente en nuestras emociones. Apegarse al todo puede entrañar recibir nada, creándose un espacio inútil que no deberíamos fortalecer con la necesidad.
7 ) No seguir las sendas inseguras que han marcado los demás, pueden convertirse en trampas que pudieran afectar el sentido común de elegir el buen camino. Hay que respetar las propias convicciones para no lastrar las manipulaciones a las que podamos estar dispuestos. Nuestras decisiones son el fruto de una acción pensada entre lo correcto o lo anómalo que podamos encontrarnos mientras dure el trayecto, ya sea corto o largo.
8 ) Conservar siempre el honor, valor y respeto para conservar el amor propio, evitando caer en conductas atípicas que están en completa disonancia con la razón que se defiende, y las creencias con las que armamos nuestras acciones de respuesta ante hechos y afrentas.
El honor es la consideración que no puede vencer un adversario ruín, máxime cuando se reconforta con la voluntad y la consideración de los demás que defendemos, así como la enseña distinguible que nos abandera frente a enemigos y sicarios empleados.
9 ) Amar fielmente y abiertamente no debe enrocarse con el apego, lo que haría que las emociones se convirtiesen en respuestas impulsivas. La razón es un ariete, profundo y poderoso que penetra cueste lo que cueste, y siempre estará asociado al empuje que con valor entienda la necesidad de emplearlo contundentemente.
El amor es un sentimiento extraordinario que puede aparecer ciego o pasajero, motivos por los que debemos diferenciar los daños y beneficios que pueden afectarnos, siempre que la duda se cierna en nuestra forma de dilucidar las emociones que se creen clara o falsamente por parte de quienes nos confieran su confianza.
10 ) No dejarnos intimidar por la la muerte. Somos una mota de polvillo, incluso invisible en el universo, y somos mortales. La vida se acaba por caducidad natural o por hechos imprevistos, lo que nos hace protagonizar un desafio, venciendo al temor de la muerte viviendo intensamente y sin la desesperación de un mensaje anunciado. La muerte llega, la vida desaparece y con ella nuestros deseos de seguir siendo mejores.
Las reglas de Miyamoto Musashi inspiran complacer una realidad para obtener la paz interior, averiguando cuáles serían las mejores formas de que la esencia sea nítida para separar en el camino del guerrero todo lo aparente, intrascendente y superficial que se nos plantea diariamente.
En 1645 Miyamoto concluye su tratado “El libro de los 5 anillos” y escribe una carta de despedida a los tres principales vasallos de Hosokawa, los Señores Shikibu, Kenmotsu y Uemon, a quienes les tiene gran aprecio y tiempo después reparte sus bienes entre sus allegados.
Sus axiomas son célebres, y son los suficientemente legibles para entender que existe otra forma de vida acorde con el honor y el deseo de jamás involucrar a nadie en un error:
“Para el médico, curar es una forma de vida”.
“En cualquier arte y en cualquier ciencia no debe ignorarse el ritmo”.
“No leas por leer, ni imites, sino que debes tener interés por descubrir tú mismo estas cosas. Se debe reflexionar”.
“Si no seguís un auténtico camino hasta el final, una pequeña maldad al principio se convierte en una gran perversión”.
“La observación y la percepción son dos cosas separadas; el ojo que observa es más fuerte, el ojo que percibe es más débil”.
“Aunque sean torpes en ellas, los guerreros deben fortalecer personalmente sus propias artes marciales tanto como puedan sus propias circunstancias”.
“Es esencial reforzar firmemente el ataque en el momento de cualquier pérdida de posición por parte de un adversario, para impedirle que se recupere”.
“La desintegración es algo que le sucede a todas las cosas. Cuando se desploma un caballo, una persona o un adversario, se desmoronan del ritmo del tiempo”.
“Es imprescindible dominar los principios del arte de la guerra y aprender a permanecer como un espíritu inmutable, incluso cuando estáis en el corazón de la batalla”.
“Al distinguir las ventajas de las armas de los guerreros, descubrimos que, cualquiera que sea el arma, existe un momento y una situación en la que ésta es apropiada”.
“Las artes marciales son la forma de vida del guerrero. Especialmente los oficiales deberían practicar estas artes, y los soldados deben también conocer esta forma de vida”.
“La verdadera ciencia de las artes marciales significa practicarlas de tal forma que sean útiles en cualquier ocasión, y enseñarlas de tal forma que sean útiles en todos los caminos”.
“Si el enemigo piensa en la montaña, imponle el mar; y si él piensa en el mar, imponle la montaña. Éste es el Camino de la estrategia. Esto es propio para que lo investigues cuidadosamente”.
“Pon estos principios en tu corazón para entrenarse en el camino de la estrategia. Si no miras las cosas desde una amplia perspectiva será difícil que llegues a ser un experto en la estrategia”.
“Lo que es esencial es hacer repentinamente un movimiento totalmente inesperado para el adversario, aprovecharos de la ventaja del temor causado y alcanzar la victoria en ese mismo instante y lugar”.
“Es absolutamente imposible escribir esta ciencia con la precisión con la que la entiendo en mi corazón. Sin embargo, aunque las palabras sean insuficientes, los principios deben ser evidentes por sí mismos”.
“Cuando estáis combatiendo contra los enemigos, si tenéis la sensación de estar estancados y de no hacer ningún progreso, abandonad vuestro estado de ánimo y pensad en vuestro corazón que estáis empezando algo nuevo”.
“Esto es algo imperativo para los guerreros; ignorar la maestría de las armas y la comprensión de las ventajas específicas de cada una de ellas, sería indicar una falta de cultura de un miembro de una casa guerrera”.
“También en la ciencia militar a gran escala, si hay un empate total y no se hace ningún progreso, se producirá una pérdida de personas. Es fundamental detener esto inmediatamente y alcanzar la victoria tomando ventaja de una táctica insospechada por el enemigo”.
“Cuando intentáis alguna táctica sobre un adversario, si no funciona la primera vez, no obtendréis ningún beneficio precipitándoos a hacerla de nuevo. Cambiad vuestras tácticas de manera abrupta, haciendo algo completamente diferente. Si todavía esto no funciona, intentad alguna otra cosa”.
“En la ciencia militar a gran escala, cuando no podéis discernir el estado del enemigo, fingís lanzar un ataque poderoso para ver cómo reacciona. Habiendo visto los métodos del enemigo, es fácil alcanzar la victoria aprovechándose de diferentes tácticas adaptadas especialmente a cada caso”.
“El budismo es una vía para ayudar a la gente; el confucianismo es una vía para reformar la cultura. Para el médico, curar es una forma de vida; un poeta enseña el arte de la poesía. (…) Las personas practican las vías a las que se sienten inclinadas y desarrollan sus preferencias individuales”.
“En el combate individual, muéstrate primero relajado, y después entra de repente a la carga con fuerza; cuando la mente del contrincante cambie de táctica, es esencial que sigas atentamente lo que hace, no dándole respiro un solo momento, percibiendo la ventaja del momento y juzgando exactamente entonces como ganar”.
“En el arte individual de la guerra, también sucede que un adversario pierda el ritmo en el combate y empiece a derrumbarse. Si no aprovechar esta oportunidad, el adversario se recobrará y empezará a presentarte dificultades. Es esencial seguir con atención cualquier pérdida de posición por parte de tu contrincante, para impedirle que se recupere”.
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