

Y nadie dirá nada, y las trompetas sonarán sin sentido, vacías de tono y sonido en un Haití que clama, grita, pide ayuda urgente y todavía sigue sin recibirla, haciéndolo ahora en silencio y sin resentimiento, que puede ser que llegue en algún momento, cuando nadie lo espere y sea un motivo de preocupación por no haber resuelto antes un conflicto, que podría haberse solucionado si ya no quedasen todavía barreras encriptadas de recelos y utópicas “invasiones” de esos “ultracuerpos” vencidos por la desesperación que lo impidan, voceados por esos que perjuran ser inconquistables y que desean mártires pero no amigos, vecinos a los que quieren ver tras un muro de hormigón, concreto y concertinas, cuando puede ser debido a los negligentes vigilantes que adolecen de miopía, incapaces de percibir de cerca sus propios fracasos, esos mismos que impiden contemplar la profundidad desde el espigón de los desarraigos.

¡Qué esperan los malditos censores políticos y absurdos estadistas para ponerle voz a la calma, fortificando la esperanza, apagando la terrible voz del horror y la llama del caos que mata!.

Hay en el mundo un infierno conocido como Haití, y una imagen desfigurada que sella el ingreso de los condenados, que es sin duda el cancerbero gobierno dominicano, que tiró la llave de la liberación hace tiempo. Y desgraciadamente no hace nada por recuperarla, cuando su fuerza es potente y sus representantes confiables si reciben la información de primera mano y no de quienes se protegen con sus maniobras mercenarias para seguir su negocio de trata de personas en una frontera que puede ser, además de la hambruna que padece, pasto de las ideas salvajes de quienes no tienen nada, porque poco tienen que perder. Y eso se presiente y se advierte.

Preámbulo abierto sin saber el “psudo-genocidio” que causan decisiones gubernamentales reprochables, que la comunidad internacional debe conocer ampliamente, para censurar y admitir la puesta en vigor de un viejo axioma.

“La estrategia no puede ser la exclusión, la inflexión ante las emociones contradictorias de compadecer y después arrojar al abismo de la incertidumbre a los que cada día existen menos en la conciencia que se redime a conveniencia, pues los hay culpables pero en las canteras de la especulación en un trocito de Caribe de 27.775 km2 y cercano a los 12 millones de habitantes, que ese es otro dilema que debe ser depurado en un siglo XXI de estrecheces y pandemias convenidas por los efectos regulares de una economía que puede dinamitarse y hacer explosión para nunca más volver a tener la oportunidad de recuperarse, que en el caso de Haití se abastece impunemente de unos recursos naturales suficientes para vivir dignamente y que no les pertenecen, y por los que un núcleo de familias nativas y conocidas, organizan bandas armadas y sugieren una amenaza sin límites en sus 376 km de puerta “franqueable” , que seguro de producirse en República Dominicana recibirán sin duda una clara respuesta, pero no por ello se debe criminalizar a quienes desfallecen aturdidos y mentalmente acabados por la intolerancia que reciben.

Mientras EEUU vuelve a disculparse del trato y el impedimento mostrado a los haitianos que huyendo del hambre y ante la falsa noticia que las puertas del “imperio gringo” se hallaban abiertas, en República Dominicana se siguen dando muestras de una sordidez criticable a todos los niveles infinitos para demandarle prudencia y respeto a los derechos humanos, debido a la aplicación de una política inducida por un redil de casposos revanchistas, que ahora entresacan una constitución caducada y vejatoria que es impropia, en la que incluso el juicio de Nuremberg podría ser el preludio de descubrir un oculto e inaceptable genocidio.

Si las leyes son bastardas y pocos ennoblecidas que hacen peligrar el uso de las mismas para aplicarlas con equidad y un tesón para uso destructivo de los indeseables, como un modelo de arbitrio que no se quisiera para quien lo manipula, sin duda se prestan a ser modificados sus párrafos cuanto antes, puesto que cargan el arma de los sentidos y matan ciegamente por su infame y equívoco contenido.

El electoralismo no puede estar por encima de las miserias humanas como un castigo divino, lo que obliga a revisar los textos de lo inútil y pernicioso de unas leyes que hieren y hacen sangrar la paciencia y congela el alma, por tanto deberían ser revisadas las letras para que fuesen menos lesas, porque evidencian torpeza y escasa indulgencia, evitando así confundirse con un ingrato populismo mesiánico, que bien pudiera pasar factura por la torpeza de quienes creen ostentar la razón y una maldad encubierta.

Se hace necesario convenir por todos los responsables de una país del que hay que defender por sus muchos dones y cualidades un serio grado de madurez, toda vez que hay que evitar sea confundido como el escenario de un falso paraíso, desparramando actos insólitos, insolidarios cargados de intolerancia, sin previamente estudiar con atención, prontitud y firmeza los problemas internos ocasionados por una migración haitiana cada vez más acusada y ultrajada, que no demuestra a estas alturas el perjuicio que ocasiona por una falta de voluntad y solidez de comprensión, exigiendo el ejercicio de una gobernanza inteligente, al no optar por lo adecuado cuando son las personas las que están en riesgo de ser juzgadas por su indefensión e ignorancia.

No se puede arbitrariamente agarrar a la gente con rasgos “prietos” que ahora se esconden donde pueden, sean hombres, mujeres, niños, ancianos o jóvenes y hacerles la vida imposible, y un sitio en esas “guaguas” amarillas migratorias para volcar su contenido tras una frontera infame, que les llevará al cadalso o a un sufrimiento o peor suerte. Y hacerlo sistemáticamente como se está perpetuando y sin dar cuartel a formalizar un expediente, que clamaría muchas veces al asilo del más necesitado, lo que no sería una rareza, más bien un milagro.
No se puede decir al que fue tu vecino, que te ayudo a construir tu admirada realidad y el próximo futuro, a buscar otro refugio cuando mas te necesita, con ese “Dios te bendiga y que el diablo te reciba”. Misericordia os piden cuando son expulsados, sin lágrimas, porque los haitianos no lloran debido a sus cromosomas y genética que como escudo creen que los hacen más fuertes, cuando es todo lo contrario, que sigue estando su ADN presa entre cavernas y cadenas esclavas, las mismas con las que esas madres son agarradas en cualquier parte y obligadas.. ¿ a dónde ?, dejando a sus hijos a su infortunio, solos y al acecho de los muchos querubines que tiene el diablo con sucios bastones, recorriendo las sombras de los perdidos en un laberinto que ellos jamás eligieron.

No se da cuartel al supuesto “enemigo” y se consiente el trato inhumano que se les ofrece a una parte de esos vecinos que llevan tiempo en suelo dominicano, sin papeles ni presente, al acecho de cualquier desaprensivo que les recuerde que son mejores cuatro miajas de pan húmedo que un Haití en llamas.

Muchos desplazados hay por necesidad en un territorio de supuesta tranquilidad y abundancia, que ahora pretende despoblarse de residentes haitianos en pueblos y ciudades dominicanas, que trabajando en donde pueden y hacinándose en cualquier parte, se les obliga a adquirir un sentimiento de culpa, alimentándose con el rencor por la falta de consideración que reciben, recibiendo un trato desconsiderado y un desprecio caracterizado de vergüenza inapropiada, el mismo que se produce cuando la policía de manera malévola y concienciada de así hacerlo, penetra en viviendas sospechosas ocupadas por haitianos en barrios periféricos, incluso dando una patada en las puertas de quienes tras ellas se esconden con el consabido horror de ser descubiertos y deportados, a lo que se suma indefectiblemente ahora, no tener en cuenta un mínimo de sutileza humanitaria, que perjudica inexcusablemente a los hijos que dejan atrás un abuso que raya la contribución a un homicidio intelectual sin precedentes, asimilado un dolo provocado por el autoritarismo, que en este caso se revive a un “modus operandi fascista” de forma fehaciente, inconsciente y acusable, al cumplir las fuerzas del estado ordenanzas tajantes, firmadas por algún uniformado con estrellas miserables y sin sentimientos, al que habría de juzgarse por vejación de sus funciones.

Muchos de esos inocentes marcados con una estrella caribeña y nazi invisible, son personas y no animales rabiosos, que a lo mejor por los actos que día a día se reciben lo serán prontamente. Muchos han nacido en un territorio que erróneamente creyeron hermano, pero sin obtener jamás las credenciales que los autentifiquen como nacidos en lo que hoy es tierra quemada, extraña y propiedad de unos pocos, a los que se les ha permitido simplemente “vegetar” en éxodo consentido a sus perímetros hasta ahora concedidos, cuando la economía era floreciente, dentro de una distribución desordenada por intereses espurios de dominicanos mediadores e inversores extranjeros esclavistas, “legitimando” la tolerancia compasiva en los 48.442 km2 de una superficie que goza todavía, si las uñas y dientes de las víctimas no crecen para arañar lo que no debieran, de una paz que puede romperse por la ceguera de un “príncipe”, ayer piadoso y hoy corrompido de deudas políticas erráticas que lo transforman en una “afiche” de las tinieblas, que no obedece a la compasión y no ve más allá lo que podría suceder si no se corrigen tropiezos indecentes, que en cualquier caso empiezan a acumularse y pueden dirimirse en el Tribunal Superior de Estrasburgo.

No más persecuciones ante las lentas miradas, no más rápidas deportaciones y no más castigos y violencias innecesarias, que sometidas a almacenar recuerdos ingratos causan desesperación y desconcierto que se enferman y se enrocan en traumas inolvidables.
Quienes tengan un “chin” de confianza en si mismos y puedan hacerlo por el verbo y gracia, impidan ampliar el recorrido de esas “guaguas” amarillas portadoras ya de cadáveres en vida hacía campos de exterminio, en un Haití que vive todavía pero no existe y seguirá ausente, que es hoy lo más parecido a un infierno, en el que se juzgan a quienes mañana pueden dejar de acobardarse y defenderse con lo que sea, para ser atendidas sus demandas y buscar la ilógica venganza que no debe precipitarse por nada y mucho menos por nadie.

Dicho lo anterior también hará que a más de un “gangster” religioso, reverendo, empresario, político o aficionado al digno empleo de payaso, esos que mienten más que hablan, que no deben merecer más respeto que cambiarse de acera cuando se les encuentre y no contagiarse, se lo piensen dos veces antes de lanzarse a proclamarse candidatos para que nuevamente vuelva a resurgir la discusión de un dogma “tribal”, vomitivo y corrompido hasta la médula, amparado en la astucia, la misma que hoy reporta a algunos excelentes beneficios en ese caldo de cultivo que a todas luces se vislumbra para un 2022 lleno de más masacres, y esa perdida de apetito por saciarse con la verdad que ofrece la transparencia desmedida.

Finalmente un consejo y llamada a los haitianos que permanecen estáticos y embelesados en las noticias que surgen como una fuente de soluciones inesperadas, cuando se manifiesta lo que se puede leer a continuación, lo cuál significa que si la caja de Pandora se mueve y entre todos la protegemos, habrá esperanza.

La unión hace la fuerza, como reza la leyenda haitiana en su bandera desgarrada, lo que nos hace recordar que las asociaciones y fundaciones asentadas en La Hispaniola, que malogradamente no se entienden entre ellas por tener un protagonismo egoista e infantil, deben cambiar su postura de radical pasividad para aprender a dialogar y buscar alternativas que no perjudiquen al ajeno, que está hasta las cejas de dar soporte a lo que deben responder otros actores que son parte involucrada en el tema que nos ocupa.
Y los que no sirvan para secundar lo anterior y no hacer nada como poco se ha hecho, que se vayan a compartir su ineficacia más allá del purgatorio, y sin otra confesión que sirva para perdonar su idiotez por no arrimar el hombro.
Agencias de la ONU pide medidas de protección para migrantes haitianos
Las agencias invitaron “a los países en las Américas a adoptar un enfoque regional integral para garantizar que los haitianos reciban protección”.
Agencias de Naciones Unidas pidieron este jueves ( último de Septiembre 2021) a los Estados que ofrezcan mecanismos de protección o acuerdos de estancia legal a los miles de migrantes haitianos que recorren las Américas con destino al norte del continente.
La Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur), la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos exhortaron a los Estados “a no expulsar a los haitianos sin haber evaluado sus necesidades de protección y a garantizar sus derechos humanos fundamentales”.
En un comunicado conjunto, las cuatro agencias invitaron “a los países en las Américas a adoptar un enfoque regional integral para garantizar que los haitianos en situación de movilidad en la región reciban protección”.
“La ONU y sus socios han estado brindando asistencia a los haitianos dentro y fuera de su país, incluso en ruta . Sin embargo, es necesario hacer mucho más para atender sus necesidades más apremiantes”, dijeron las agencias de Naciones Unidas.
Belz – assideremaxime@gmail.com

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