
Con patitos, ositos y pokemons hemos dado en la vida para entretenernos y ser más sociables con los demás, sin importarnos que nuestro camino se vea interrumpido por el rayo del fracaso, como seres que piensan poco y no leen demasiado
Decir que el patito de goma del creador holandés sonriente Florentinjn Hofman, no conoce fronteras, no discrimina a la gente y no tiene connotaciones políticas, así como que el patito de goma es adorable, tiene propiedades curativas y puede identificar y aliviar las tensiones mundiales, para terminar argumentando comercialmente que el patito de goma es suave, amigable y recomendado para todas las edades, no deja de ser una de las mayores estupideces del inesperado e incomprensible éxito de una nueva moda en un mundo que desgraciadamente adolece de no tener un interesante libro en sus manos con el que contagiarse de historias, ficciones o cultura simplemente, aprendiendo a través de la lectura, que también puede regalarse, y de una maldita vez, que hay reglas gramaticales y ortográficas a las que mantener en plena vigencia, sin deformar u omitir los acentos, los puntos ( .. y aparte, que en este caso por falta de consideración no hacen falta ) y las comas como señales de la sapiencia, lo que nos demuestra, por el incomprensible ratio de ventas editoriales, que hay una parte considerable de la sociedad que prefiere abandonarse literalmente, abstraerse con nula responsabilidad con sus convulsivos actos consumistas, que intentan compartir ocultando su visible e irritable ansiedad interna, utilizando subterfugios para mitigarla con una supuesta alegría externa, adquiriendo y jugando con absurdas figuritas para calmar y prolongar su inmadurez y temores, fecundados muchos por una soledad encubierta, lo que hace con el tiempo, que aparezcan grandes dudas razonables para enfrentarse a la realidad latente de una sociedad de clínico estudio cada vez más aparente y supuestamente exigente, miope y cretina, extendiendo su denigrante estado psíquico, que empieza su deterioro por no admitir analizar lo básico del comportamiento humano, una actitud que en todo momento intenta compadecerse así mismo, mintiendo con frecuencia y hacer uso de las excentricidades y miradas aprendidas en un espejo, metiendo a los demás de su entorno en un parecido saco de yute repleto ya de rarezas y problemas, que contiene además sus desafecciones, distanciamientos, que a menudo se
enmascaran con maquillaje dialéctico sin sentido, pues el arte de hablar con soltura y un ego exacerbado, casi siempre a través del imprescindible aparato sin hilos o en un psicodrama de grupo sin terapia, lo que le lleva de inmediato después a ofrecer a quienes le han escuchado, tolerado o permitido, con el consabido obsequio apreciado de un patito de goma, que por cualquier motivo también con signo o guiño afectivo, ya sea una celebración ( Uy, que simpático me cae el patito ) familiar o profesional no será repetitivo, ya que el catálogo de “chorradas” se amplía constantemente con personajillos pintorescos, que tampoco mucho, poco o nada tienen que ver con las “chuminadas” de los “ositos” de Tous, o la pérdida de tiempo valioso que puede ser atribuible a algo más importante por cumplir, el hallazgo del “tontito” de un “Pokemon” o similares, que ha pasado de ser un juego infantil, juvenil quizás, por el sumo interés desmesurado de una deplorable misión inaplazable por parte de gente mayor, hombres y mujeres de todas las edades, cuyo objetivo principal es localizar lo que le dicta una aplicación en su inteligente teléfono móvil, que gracias al mismo recibirá las instrucciones precisas de guiarse por la selva urbana o el establecimiento más próximo para reabastecerse de novedosas aportaciones, para no volvernos locos pero si disminuidos y precoces necios, de un tiempo inútil y carichoso en el que con satisfacción acomplejada nos aburrimos.
“El secreto del éxito es ser como un pato: tranquilo en la superficie, pedaleando como un loco por debajo.”
Michael Caine, actor muy considerado por los directores cinematográficos por aprenderse y memorizar, sin recurrir repetidamente, los diálogos en las escenas y oratorias personales contempladas en los guiones.
QUE TRANQUILOS ESTABAMOS CUANDO SOLO HABIA UN TONTO EN CADA PUEBLO
(Anónimo invertebrado ) ( Descubran en la cita, a pesar de las mayúsculas, los acentos que faltan o faltarían )
Be the first to comment