
Apalea a un animal, le tratan con rápida urgencia y nadie apela al agravio, permitiéndole al asocial que pueda volver a repetir su agresión incluso con una persona, ya sea varón o mujer.
Aparece una noticia de un perro que en Reus (Tarragona) Catalunya, todavía Espanya, desgarró el pene de un mordisco a un hombre, ciudadano senegalés, al que nos gustaría dedicarle pocas letras de advertencia severa para que tuviese en cuenta algunos detalles, antes de volver a proceder de manera infame contra un amigo fiel de hombres y mujeres que no deben tolerar tal hecho ignominioso, dando un ejemplo al torturador para que nunca más su afrenta vuelva a suceder.
Estimado señor senegalés :
Aquí, en Cataluña, incluso al otro lado de la hipótetica frontera ansiada con España, no nos gusta que ningún señor llegado de fuera, ya sea con papeles o sin ellos, maltrate a un animal, en este caso un perro y además catalán, y mucho menos el día 11 de Septiembre, en el que ni siquiera se perdona la victoria con ínfulas caninas invasoras y se celebra con cava una derrota para mayor tostada con perníl de bellota y sardanas a todas horas.
Señor senegalés, si usted patea a un can ya sea de la raza que sea, no espere que después de cometer esa tropelía le de por lamer su “mierda” el castigado y oprimido, no sería justo ni tolerable que encima de su recochineo, tampoco le causase extrañeza que por defenderse le mordiese también una mano al cruel moreno que lo fustiga, pues si no es la que le da de comer y si la que utiliza para con palo darle en el lomo y el hocico con deseos de reventarle, de recibo es responder al “hijoputa” con un mordisco de primer grado, pues tampoco habrá de preocuparle, ya que además de arreglarle el pene y la palma con una primera cura y asistencia de sus universales derechos sanitarios en el Hospital de Sant Joan de Reus, sin duda le habrán dado tratamiento contra su rabia ( la de usted ) y enviarle al Joan XXIII de Tarragona de urgencias para antes de coserle los pantalones de quien no entendemos es una víctima, suturarle el desgarró de la piel, el glande y el prepucio, arreglándole del todo para seguir considerándole a usted un procreador de no mucha honra, que después de muchas generaciones y restando gastos alimenticios de su estancia, ayudas sociales, al alquiler de su domicilio, permanencia de vez en cuando en el paro y estudios para sus hijos, el 0,56 % contribuirá, está por ver, al pago de las pensiones de catalanes, o incluso de españoles si ésto de la independencia sigue convirtiéndose en un juego de tronos y sensaciones que no llegan a más historietas parlamentarias.
Señor senegalés no vuelva a cometer otra imprudencia, y no se juegue usted su aparato reproductor, aunque si lo que usted pretendía era una compensación y sacar unas “perras” de euros, desde aquí le diríamos que la Sociedad Protectora de Animales ya le tendría que haber puesto a su digna figura de maltratador una demanda y solicitar de la fiscalia un expediente de expulsión. Y así se le acabarían las tonterías de hacerle pagar a un animal su decepción por encontrarse con un mundo que no es el suyo, en el que poder ejercer de matón y migrante de vejatoria conducta, aclarándole que no debe pedirle a usted perdón el propietario, “amo” amoroso o cuidador de un perro de compañia y bravura demostrada, que tiene más conciencia y sin disfraz alguno que le asuste, con menos derechos que ese otro animal salvaje y definido como persona, que al parecer sin duda lo es usted.
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