Haití y República Dominicana en poder de hombres ignorantes, pusilánimes y desalmados

La revuelta popular haitiana puede extenderse como un reguero de pólvora al problema dominicano

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HOMBRES DE PODER QUE PUEDEN QUEDAR DESAMPARADOS POR EL
EJEMPLO DEL PROCURADOR GENERAL DEL ESTADO DOMINICANO

Carta abierta sin presunción de injerencia :

Ver, oír y padecer las consecuencias de una visión dantesca de lo que ocurre cruda, llana, simple y realmente en una sociedad derribada por la inmensa impotencia en el Haití de la superstición y su falta de organización popular para elegir liderazgo entre los que se arriesguen a morir a balazos o machetazos, cuyo fin sería reivindicar el tener acceso a recibir y distribuir parte de la ayuda internacional que se malvende en las calles de Puerto Príncipe por funcionarios y militares malandros, no solo se convierte en un acto de insolidaridad del gobierno actual, más bien en una endemoniada encrucijada que puede arder más allá de las reacciones que hoy violentamente se producen entre barricadas y fuego por el aumento de los combustibles, algo que por extensión de proximidad se puede concebir también como un reguero de pólvora en la República Dominicana, al no querer enterarse del peligro que le acecha por un efecto dominó jugado con descontrol demostrado al no tener en cuenta la percepción drámatica de lo que puede suceder a continuación, debiéndose principalmente a la voluntaria omisión de que esas sensaciones no se experimentan todavía con claridad por el egoismo atroz de sus políticos, que arramblan corruptamente con todo lo que pueden y ya tienen billete de ida sin vuelta a Estados Unidos, si los últimos acontecimientos de desorden civil se reproducen en su territorio mientras se escucha una música “créole” de resentimiento cada vez más cerca y que a buen seguro mitigará la influencia de una incomprensible bachata.

He bajado a esas catacumbas abiertas al cielo raso con techos de hojalata oxidada, que cubren la pobreza, que no se puede escribir, describir ni deletrear, pues las letras que componen esa palabra y su definición no deberían existir para mayor vergüenza de quienes pueden citarla con la hipocresía de seguir provocándola y no tienen intención de hacerla desaparecer, no de una enciclopedia, sino del mapa de la gente que sigue rezando a un dios para mí desconocido, que por mucho que lo intente no lo veo por ninguna parte, y mucho menos en este infierno que se hunde cada día más en un hoyo de impotencia por combatir con algo las llamadas constantes a la equidad por muy poca de la que seamos capaces de dar.

Me he mezclado entre el espanto húmedo, el seco miedo y el horror real que produce andar con soltura entre los que deambulan a tu lado con un rumbo desconocido, y comprobar que otro ser de distinto color puede mantener sus inquisitivas, temerosas y respetuosas miradas al pensar que un extraño puede arrebatarles parte de su insignificante pobreza. Y eso hace daño, tanto a unos como a otros que hemos decidido ayudar sea como sea, incluso con la oposición de unos matarifes sin compasión que han logrado alejarnos de unos barrizales que nunca llegan a secarse. Y eso duele más de lo que debería soportarse en lo que erróneamente llamamos sociedad o tercer mundo, cuando no hay pedestal para ningún ganador en esa carrera olímpica de ser el peor tratado por comunidades y países vecinos, que se inhiben de acercarse a un problema en el que ya se ha detectado el virus de la ansiedad gravitacional y la falta de cordura en todos los segmentos vinculados a la explotación del prójimo negro o moreno, siempre por unos miserables pesos que la mayor parte gastan en ron y cerveza para olvidar el rencor que interiormente les va creciendo.

No hago más que preguntarme en dónde he estado al raso, al descubierto de unas ideas que no puedo disimular, y me acurruco dócilmente en el pensamiento futuro de lo que podría percibir uno de esos muchos recién nacidos por una casualidad o el empeño doméstico de procrear sin responsabilidad ninguna, que incita y se gesta en la ignorancia de una escuela de ficción aberrante, sin encerado alguno en el que con tiza blanca podría trazarse un ¡ Basta ya !.

Puedo admitir la suerte que tengo por desenvolverme en una sociedad europea que adolece de muchos defectos, pero jamás de ese sentimiento de desesperación protegida por la vaina de su propio caos que tiene el haitiano y el propio dominicano, que disiente de todo, habla mucho y poco hace para corregir su deseo irrefrenable de mentirle a todo a quien le escuche y pueda presentir que puede arrebatarle mil pesos de una cartera, para ellos siempre repleta de dólares y euros, mientras que esos niños harapientos y descalzos, aprendices a saquear el instinto de culpabilidad de los occidentales blancos, piden por cualquier motivo que se preste a la ocasión, que les pagues la única comida del día compuesta ya no de pollo, sino de un poco de arroz con poquísimas habichuelas revueltas con un guineo maduro

Que no me hablen de sacrificios, porque para algunos es el pan invisible de todos los días, y para mí ver eso a cada segundo ha sido el castigo que me impide hacer las paces conmigo mismo, y con ese otro mundo castigado que vive en una dimensión muy distinta a la que desde mi elevado mirador contemplo como un renegado, limitándome a seguir en la brecha de tan necesarios comentarios si con ello se logra sembrar la simiente del orgullo para cosechar ilusión.

Tengo un sueño, un solo sueño, seguir soñando. Soñar con la libertad, soñar con la justicia, soñar con la igualdad y ojalá ya no tuviera necesidad de soñarlas.

Siempre es el momento apropiado para hacer lo que es correcto.

Nada en el mundo es más peligroso que la ignorancia sincera y la estupidez concienzuda.

Citas de Martin Luther King

Y eso duele, y la inacción se clava como un punzón que no sabe llegar hasta el punto más débil para pedir perdón por la deserción, urgando en un dormido corazón la excusa para justificar la huída, que puede hacer que el pensamiento se convierta en amnésico cuando el recuerdo vuelva para hacer que el alma se rebele de puertas para adentro sin conseguir nada más, sin posibilidad de hacer algo que no sea el llamar al timbre de la sumisión por seguir llevándose a la boca un trozo de pan.

Haitianos y Dominicanos, no hay más solución que entenderse para afianzar una paz imprescindible para todos, reclamar transparencia, insistir en que la Justicia aparezca y penalice a la corrupción más infame, grotesca, empírica y grosera, protegiendo de sus propios togados traidores a Jean Alain Rodríguez Sánchez, Procurador General del Estado de la Rep. Dominicana, una persona que puede trabajar inteligentemente para que la fusión de la isla pueda ser un hecho tan necesario como imprescindible, siempre y cuando introduzca con calzador legal de facto y entre rejas a una serie de políticos abusadores de su estatus privilegiado, emitiendo órdenes de retención y captura a otras primeras figuras reprochables haitianas que se cobijan en el país, o están dirigiendo un plan macabro más allá de la frontera, empleando la coerción sistemática de aquellos que no comulgan y son un cáncer ideológico para sanear un proyecto que hoy puede tener sombras pero mañana puede estar iluminado por el sol de la razón.

Nada que un hombre haga lo envilece más que el permitirse caer tan bajo como para odiar a alguien.


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Comentarios

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5 Comments

  1. República dominicana no quiere función ni con Haití ni con nadie nos Emos liberado de España de Haití de estados unidos 2 veces los haitianos y dominicanos no podemos ser más diferentes lo único k compartimos ademas de ser seres humanos es la isla infórmese y fucione Haití con su país que usted no debe de ser dominicano infórmese primero antes de dar opinión y kerer que rep dom cargue con el muerto
    Somos un país libre y soberano los asuntos haitianos se resuelven en Haití no en republica dominocana

  2. Dice un comunicador, Jose La luz, que en en Rep. Dom. Hay una cultura de corrupción, y es cierto, lo que él no terminó de decir que esa cultura la heredamos de los Españoles, o se le olvidó a Solitsriosinvisible que el presidente de españa, su país, fui quitado por el congreso.
    El echo de que usted haya tenidos relaciones sentimentales con haitianas, allá en el éste, no le da el derecho a opinar que es lo que nos conviene con relación al tema haitiano.
    Si usted quiere seguir viendo sus haitianas valla a su país, no quiera buscar soluciones a nuestro país, porque le conviene a usted.

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