
La independencia de Cataluña, la separación traumática y ante la ignorante tentación de trocear España, la solución que se va a plantear es un Estado Federal.. después ¿ una nación asociada ?.
A Cataluña no la hunden fácilmente ni la entierran las altas voces de la sedición y una escisión tutelada que simulan estar ahogadas por una adelantada nostalgía, incapaz de paralizar un despropósito fingido, como sería romper y trocear a una España que tampoco se respeta así misma, entre otros reaccionarios rosacruces acomodados que imitan las crueles intenciones de los templarios negociadores y muy influyentes bellacos de la política servíl, caduca y estéril, que por salir en los medios tampoco deben considerarse pertenecer a la casta más inteligente.
Al territorio que nos vio nacer lo intentan “picar” con pausa y lentamente con una inacción demostrada los propios españoles moradores que atesoran las dudas de siempre en las vacías trincheras que no defienden nada. Surgen los recelos ante el nuevo “apartheid” que se avecina en cualquier lugar de una geografía con apariencia de toro bravo, solitario y aislado dentro de un redil que le humilla antes de lidiarlo, con esa idea acomplejada de sentirse los pobladores de la península y sus islas, insatisfechos naturales, ingobernables y a la vez más corderos por representar el silencio que se prolonga por su falta de decisiones, apostando por seguir a un pastor con poder absolutista de instintos insospechados, nunca de tres al cuarto, con sonrisa de gentíl hombre tal representa Pedro Sánchez.. y Cia., poseedor de rosa en la solapa y simpática apariencia, quien conduce al rebaño con ABS a tierra
de pasto, aunque esté seco de ideas y repleto cabras y de promesas a lo mejor insostenibles para convencer de lo que va bien cuando nadie pueda perderse en el amplisimo campo vallado, evitando caer en la tentación en una barbacoa con asado seguro y mucha butifarrada, aderezada de un “alioli” casero que gustará más o menos al más hambriento de los desencantados, y por ende a los independentistas cansados de oír que las orejas siguen sucias para no entender lo que se está hablando en una fiesta en la que todos los litigantes se han autoinvitado.
Si tenemos en cuenta lo que la historia refleja, las independencias siempre se han visto resueltas y salpicadas con sangre fluida y tristemente innecesaria, flasfemias, órdenes incumplidas, envidias, caos, gritos apagados con boca pequeña contra la opresión, esclavitud y la ausencia de prosperidad, incluida la Hacienda institucional que no se suelta por parte de quienes la financian desde dentro y por fuera, convocando ritos libertarios convertidos en siseos que no terminarán con un adiós a la madre patria, tras aparentar con violencia esos gestos tentadores de echar mano a la empuñadura de plata del sable discordante con la monarquia, zanjando a la oposición de un tajo si la rebelión no era consentida. Todo se desarrolló en una época imprecisa por un estímulo revanchista que nunca se demostró sin admiración a un enemigo que antes de entrar en batalla ya estaba vencido o impresionado por lo que perdía en un periquete inesperado, pues los artífices de las revueltas habían sido los mismos que con el
catecismo en la mano rezaban al padre nuestro y al santo rosario, que elevaba al nivel de místicos padres del nuevo mundo a Bolívar, San Martín, Duarte y otros muchos apóstoles sumergidos en el mensaje agradecido de la libertad aupada, con la única diferencia de no perdonar pero tampoco menospreciar la ira nativa contra el colonizador, como la del mapuche héroe legendario, sacrificado hasta descuartizarlo de un tal Lautaro, que en Chile tenía y tiene en jaque hasta hoy día los intereses españoles invertidos a flor de chispa eléctrica en pueblos, charcas y embalses.
Si no hay fronteras y se produce el reparto de un territorio común, aplicando el ejemplo que ya se suscitó en Sudamérica, acompañado de una filosofía enmarcada en un cuadro alterado por los numerosos artístas que lo han pintado o han contribuido a fragmentarlo, se expone un lienzo final en el que puede contemplarse unos trazos borrosos de economía doméstica imprecisa, que hoy utiliza las imposiciones informatizadas en una libreta de ahorro en un banco con saldo adecuado a una resistencia popular en el tira y afloja mientras dura el proceso de ir a hacer un recado y tardar en volver algo más de lo necesario, lo que redundaría en seguir las instrucciones de un mensaje, en el qué más valdría sentirse honrado con un espíritu andorrano-afrancesado, evitando ver caer muerto a un inocente ciudadano por la voluntad egoista de quienes dirigen cualquier cotarro revolucionario del que arrepentirse después.
Por lo tanto y ante tanta tontería, tragicomedia y falta de cordura ejemplar, la evasiva e invasiva intromisión de la prensa amarilla, gualda y adinerada, lo mejor sería convencernos de que un estado federal sería lo más adecuado y conveniente para Cataluña antes que sugerir repartir un “brazo de gitano” con sabor a agrío, ahorrándonos muchos invitados, procedentes del parlamento central, senado obsoleto y un rey que nunca fue de bastos, para pasar a un simíl como Alemania y otros ejemplos democráticos, en donde existe más ética política y recursos por perder menos tiempo y artimañas en conseguir los privilegios y las defensas necesarias, al tener que negociar y testar el ademán de darse un apretón de manos escueto, o un abrazo sin tanta pantomima y sin un arañazo en la espalda, como los que estamos acostumbrados a soportar cuando nos halagan pero no se nos respeta.
Y no será por falta de información que ofreceremos sobre el derecho de autodeterminación de los pueblos para los movimientos con suficiente mayoría para propugnar la separación de un cariñoso territorio para convertirlo en nación, país o en una entrada a la oscura gruta en donde dilucidar las próximas batallas de quienes han prendido fuego a las velas y se han convertido en bucaneros de tierra adentro. Por nosotros no quedará, aunque nos reafirmamos en nuestra condición de sentirnos testigos temerosos de escuchar una andanada de cañonazos que no sería la mejor respuesta a quienes tienen todo por perder y poco que ganar, si las legiones entran por
equivocación en la Catedral del Mar de Barcelona a sangre y fuego, cuando todavía hay margen, intención y propuesta para presentar y vender una república federal, si es ésta la mejor solución avalada por las fuerzas que sumen esa impuesta y supuesta necesidad plural. Todo con el deseo de que no corra por las alcantarillas el resultado de no saber resolver las casposas rencillas con discreción y voluntad, para no despertar el síndrome del terrorista burlón que causa horror y el cabecilla callejero diestro en poner los “pelos” de punta cuando lo ves aparecer tras una esquina portando un coctel molotov.
Dialogar es tener una oportunidad de convencer. No obedecer es claudicar y quedar inservible en la negociación y al pairo para pactar después, sin posibilidad de reparar el mecanismo de activación para proponer unas nuevas reglas del juego, posibilitando que todos no puedan sentirse vencidos por no ganar ninguno en lo que ya podría entenderse como la presunción de crear sin desearlo, una embestida embrutecida por las precarias falsedades empleadas en distorsionar las verdades, las exposiciones teatrales y la influencia consentida de unos carteristas de guante blanco político que desean una guerra sin cuartel, que nos podría hacer enloquecer en un país en donde los tornillos de las cabezas ya han empezado a aflojarse y soltarse por quedarse sin la función por la que fueron enroscados, que sería lo apropiado si avisasen cayendo al suelo con un sonido de alarma para presentir el mucho daño que nos puede causar el que más apretado está y hace la función de militar general, máxime cuando la autoridad para exigir coherencia y prudencia, ni está ni se la espera en un país en donde no manda nadie, salvo los emboscados insurgentes que tienen el desconcierto a huevo de gallina de hierro o pastelina, que se derrite tarde o temprano.
Lamentablemente la coherencia y la prudencia son cartas de juego que representan las figuras que se emplean en los acuerdos, en ocasiones retenidas las estrategías por los insolidarios, incompetentes y otros “tahúres” para hacerlas desaparecer cuando mejor convenga, esperando mientras tanto y tras un inmerecido descanso en la partida, que surjan en el diario de ruta de las separaciones a secas y siempre como solución final, el aplauso de los nuevos socialistas federalistas que van a ir creciendo con el tiempo, antes de acabar con este “invento pujolista por
neutralizar a la Justicia en un tapete verde”, oculto hasta ahora en el fondo de la “caja de Pandora” en el que únicamente ha quedado una desconocida esperanza que puede llevarnos a un nuevo estado confederado, con claras diferencias en los signos de identidad, lo que nos hace pensar en una nación catalana asociada. Y si no, al tiempo que correrá hasta que no se separen con educación y lealtad los corderos de las cabras.
Be the first to comment