
Es probable que hayamos dejado de asomarnos por la ventana que nos facilita el darnos cuenta de lo que verdaderamente es importante y sucede a nuestro alrededor, como es todo aquello perceptible para procesar lo que oimos y vemos, para pasar sin habernos percatado de estar cayendo al vacío, conduciendonos al otro extremo de los límites de la comprensión, que sin desearlo nos traslada poco a poco a la zona oscura, ese indeseable espacio de confusión que nos impedirá, por mucho esfuerzo que pongamos en resistirnos, a dejar de pensar en la importancia de la coherencia como meta imprescindible que haga diferenciar, de manera inocua, todo lo relativo a la verdad, lo falso o a lo ilusionante que todavía no adquiere un disfraz de presentación, transformando nuestras sensaciones de precaución en la consecuencia de una
triste realidad social, que no vislumbramos por estar inmersos en un entretenimiento que a diario acapara nuestras voluntades para reaccionar contra hechos que nos afectan a todos, que han sido decididos por personajes de la política abyecta que nunca cuentan con nosotros para respaldar sus decisiones unilaterales, como es la de dejar sin filtro alguno a todo tipo de malhechores que obtienen el calificativo de refugiados.
No únicamente se permite el acceso a nuestras fronteras, sino que los mantenemos y cuando muchos de ellos delinquen y en exceso, después de dejarlos en libertad con cargos, hay que seguir soportando sus fechorías, hasta que un día desaparecen dándose el “piro” y esperar cambiar de nombre para seguir metiéndonos un día y otra vez la mano en el bolsillo. Inadmisible, inaudito que todavía nuestras Leyes sean tan restrictivas para los honrados y muy favorables para los malandros que nos golpean con saña al salir de los juzgados.
Algo ocurre en el lóbulo occipital, ese que está permanentemente involucrado en definir lo visual con el área espacial con la que se encuentra en movimiento, discriminando colores, siempre haciéndolo desde la zona posterior del cerebro de los mamíferos, al que también se le encarga de procesar las imágenes para tomar decisiones.
Si alguno de ustedes piensa en connotaciones similares con sus personales reacciones ( no dándose cuenta de su metamorfosis ), y hace acopio de valor para entender lo manifestado hasta ahora en los párrafos anteriores sin encontrar motivos y razones para permitir lo que sucede en España, pudiera ser, amén agnóstico le decimos, creerse que se halla en el proceso de convertirse en mamífero vertebrado de sangre caliente, creyéndose un feto que está desarrollándose en un segundo vientre materno, rechazando la leche para alimentarse y ansiar sangre y más sangre, recomendándole que no debe preocuparse. Todos terminaremos igual de adoctrinados por un insaciable canibalismo.
Todos terminaremos así, dentro de un programa estelar de “Walking Dead”,
haciendo el gilipollas con la cara salpicada por los mosquitos, convencidos de estar vampirizados y con ganas de “joder” al vecino, ya que no podemos por nuestra incapacidad mental, morderle la yugular al político cínico que se parapeta en el sufragio universal. Y que si hace lo que le da la gana, permiso tiene por haberle concedido autorización para seguir inoculando mucha mala sangre con ácidas gotas de muy mala leche. Así qué “ajo” y “aguardiente”, que si todavía podemos quejarnos, según ellos es por vicio, en este vía crucis que no tiene sentido ni estaciones para descansar de tanta tontería que nos quieren hacer tragar los eróticos posesos del poder, que a toda costa quieren salvarse en este salvaje peregrinaje por conseguirse un vitalicio y un seguro de enfermedad viral para rejuvenecer.. el mensaje que no entra en el zapato del tonto ni con calzador de seda, aunque siempre existe la posibilidad de pegarse metafóricamente un tiro, dejando que todo fluya o que su sueño por voluntad propia y libre albedrío deje de convertirse en una pesadilla.
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