Se ha vuelto terriblemente obvio que nuestra tecnología ha superado nuestra humanidad

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Albert Einstein

Matemáticos y físicos, empezando por ese elenco de sobresalientes estudiosos dirán que somos unos patanes en eso de no entender el cosmos, el incesante rastreo de la útima frontera cíclica allanada en un agujero negro y tristemente desconocido por los “cosmonautas” de tierra, así como la recepción de fotografías a millones de kilómetros de distancia, el cómo enviar y recibir imágenes y mensajes de exigua saturación de capacidad reproductiva a escalas inimaginables, coincidentes vía formatos cuánticos y millas, satélites y cables de fibra óptica sumergidos en las profundidades de los mares, sin ecos ni comparables distancias y sin ninguna perturbación en las alturas asimiladas por los grandes arcángeles cosmopolitas conocidos algunos por “wifi James” y “router Bond” . El futuro ya llegó y el secreto de la comunicación ya no lo es a voces, simplemente porque ya no le damos ninguna importancia a los grandes avances tecnológicos que nos depara la falta de un sorprendido “ohhh” ante una nueva enervada hazaña de los maestros zen del saberlo todo y más, de lo que nunca entenderemos desde nuestra órbita celestial de humanos en estado REM.. o simplemente en permanente reposo para no amargar a los intelectuales que nos puedan estar leyendo.

El mundo se acaba para el libre pensamiento porque si no está en el wikipedia no existe ningún razonamiento. El mundo se estremece ante tanta falta de sustento para adquirir entendimiento, cada vez mas escaso, incomprensible y perecedero, por ello quienes se desnudan para darse una ducha primero observan si hay jabón en el baño, mientras que el cirujano teme que no haya un sustitutivo del cloroformo si las llaves y tanques de la adormidera artificial sufren algún percance como la rotura de una llave de aplicación directa al paciente, por lo que intentamos expresar es que todavía hay quienes se preocupan de entender que los principios básicos de la praxis normal y racional, bajo cualquier aspecto no deben estar reñidos con los últimos avances de la cirugía tecnológica en todos los sectores, incluso los agraviados y considerados obsoletos, pues con ellos se inició el disparo de una Leica, el revelado de fotografías dentro de la escala de grises para recordarnos que todo puede, en esta vida, ser considerado apto para cualquier ufano que se aprecie de seguir estudiando cómo es eso de mirar la vida según el color de apreciemos en nuestra memoria para seguir demostrando que nuestro interés por lo inverosímil sigue siendo un misterio por descubrir, a sabiendas que vivimos tiempos arcaicos en donde la maleza se apodera del césped mientras la segadora no funciona desde hace años.

Pronto entenderemos la vida como un campo de fútbol inhóspito, en el que nos dislocaremos las rodillas y perjudicaremos las plantas de los pies por no jugar con el calzado adecuado, quizás simplemente porque la desgana se cebó en nuestras intenciones primarias cuando decidimos dejar las tuercas de nuestros tornillos custodios sin el lubricante adecuado para únicamente seguir pensando, que ya es mucho aunque estuviésemos robotizados.


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