Tampoco puede haber perdón para quienes contribuyen a aliviar las penas de los reos y no la de las víctimas afectadas y sus familias humilladas

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Puede estar ocurriendo que la sociedad civil y las autoridades todavía no estén alertadas de que existe, además del virus de la ignorancia que ahoga el respeto hacia los demás y todo lo ajeno, otra epidemia, todavía no pandemia, de zanganos mutantes mal llamados humanos con cara inexpresiva y ojos vidriosos sin iris y muchísimo menos cualquier arco de colorido que lo distinga de sus semejantes, cerebro de mosquito envenenado que cada día en mayor número atacan, secuestran y violan, y ahora arrancan a mordiscos orejas de sus víctimas. Podría ocurrir que así fuese, que esos políticos de palabrería fácil que intenta domar al personal como si fuesen domadores de leones, cuando ni siquiera lo son del pulgas recién nacidas, no tengan en cuenta que algo sucede en el ambiente, ya de por si crispado, que enardece a los vasallos del demonio para cometer con la sazón de la impunidad los más horripilantes delitos contra la integridad de las personas, especialmente las mujeres que creen que por fin con eso de la igualdad han conseguido un reconocimiento integrador que aleje a las bestias que siguen pensando que la debilidad, mal entendida del macho, se ha convertido en una pieza de caza para exhibirla en su putrefacta mentalidad.

Sino hay un ejemplo, y esa permisividad penal de darle siempre una oportunidad al imbécil que viola, maltrata y ahora muerde como un perro rabioso, que arrastra con sus acciones al lamento familiar y a la desesperación personal de las afectadas y a muchas de por vida, vamos a entender que estamos legislados por inútiles que no ven más allá de sus talentosas oposiciones cuando adquirieron el grado de magistrados, lo que les ha conducido a dejar de explorar la realidad de una sociedad que sufre una lacra de penosas consecuencias, lo que les convierte a la par en colaboradores ignominiosos de los defectos de su propia formación.

No basta con seguir discurriendo con una Ley caduca, envejecida y pobre en la aplicación de penas más severas, tanto para esos reos de la indecencia como para esos otros corruptos que roban con las manos llenas y ya sin guantes de seda, lo que viene a corroborar una inaceptable apreciación.. ¿ no será que las leyes están sabiamente manipuladas por aquellos que alguna vez pueden depender de ellas ?.

Que se dejen de absurdas comparaciones, y dejemos que la cadena sea perpetua y no tan revisable para darle trabajo a los psicólogos, que bastante tienen con esa nueva generación de niños que adoran por las noches y bajo las sábanas al dios transformado en teléfono móvil, y si añadimos que causan más daño esa delincuencia no tan imberbe, descerebrada e incorregible, incluso cuando entran matando con el eximente de las drogas, y las pruebas del delito son evidentes para un jurado, lo que nos conduciría por caminos menos tortuosos y deberíamos empezar por desterrar las teorías de los subvencionados de los derechos humanos para desenterrar el garrote vil y dejarnos de nutrir al mal con ese género de sangre adulterada que lo único que hace en hervir la nuestra cuando llegamos a la conclusión que la vida de los ciudadanos únicamente fluctúan en un arco de entre los 9 y los 15 años por buen comportamiento, cuando todavía las flores y las lágrimas están frescas en un macabro escenario.


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