

Mientras que en España estamos abriendo los brazos y dando palmaditas a la espalda a una migración irregular, que encima arroja heces y cal viva a la guardia civil para crear más desanimo e incomodidad en las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, se asusta a los turistas con cuatro niñatos becarios de la tonteria, lanzando improperios y botes de humo, que deberían estar estudiando y no entorpeciendo una de las principales arterias económicas del país; Turquia se frota las manos al darle una vuelta de tuerca al detrimento de su divisa, lo que ha hecho que disminuya el flujo de interés en uno de los destinos más considerados como lo ha sido éste que se consideraba imbatible y que ahora los inteligentes de la demoscopia, no tendrán más remedio que admitir que empezamos a restar en vez de sumar en la península ibérica, islas baleares y canarias, incluyendo Catalunya con un 20 % menos de facturación, siguiendo minando posibilidades de recuperación, ya que a rebufo de otros competidores con conducta promocional agresiva como el turco, tunecino y egipcio, que no han dudado en limpiar sus áreas de influencia de terroristas y bocazas islamistas sin andarse con chiquitas.
Los turoperadores tienen la seguridad de que a menor coste laboral, subvenciones gubernamentales al turismo low cost en aerolíneas y cruceros, el aprendizaje de un personal menos sabiondo y humilde que el nuestro para hacer que el personal rescatado se sientan como reyes, allí en las playas, montañas y ciudades, sin ser en muchos casos subestimados, maltratados y víctimas de un “choriceo” constante en calles por bandas y rateros de pinzas rápidas, principalmente en hoteles y de todos aquellos que se descuidan un segundo, han calculado que entre el 35 y el 50 % van a ser los porcentajes que se estimarán más económicos, rescatando así, mediante un plan coordinado mes a mes de progresivo aumento, lo que España acumuló después de considerar a Turquia, Túnez y Egipto como un enemigo vencido en el sector turístico que ahora nos muestra sus dientes, que han visto acrecentar sus cuotas entre el 20, 40 y 41 % respectivamente.
Mientras tanto, los politicos se toman unas cañas y unos montaditos en el bar del hemiciclo, destinando fondos a mover esqueletos de un sitio a otro, poniendo coto y cerrojo a los pisos turísticos, curando y subvencionando a quienes asaltan vallas con concertinas dañinas, olvidándose de los jubilados a los que contentarán con un renovado Inserso para callarles la boca y esperar que vayan desapareciendo por una muerte súbita o una pandemia al cumpir los 60 años de edad.
A quienes disfrutaron de los buenos caldos, es decir los extranjeros, atraidos por el buen vivir que nos visitaban para degustar guisos esmerados, cervezas artesanales, el jamón no tan sabroso, porque el bueno lo importan los chinos y los americanos, los espetos de sardinas, los calamares fritos o en su tinta, chipirones y paellas, ya no son suficiente tentación gastronómica, pues hoy se prestan a distraerse con las danzas del vientre y unos platos que para variar también les pueden hacerse chupar los dedos, mientras el exótico ambiente les hace sentirse como un Lawrence de Arabia visitando países atractivos para descubrir otras culturas, mezquitas y un precio por hacerlo más asequible que les hará engordar el bolsillo para gastar más.
Y por decirlo de alguna manera, seguimos mirándonos el ombligo creyendo que así seguimos llevando zapatos lustrosos de gamuza azul cuando en breve se confundirán con zapatillas de esparto, mientras los del fez en la cabeza, la chilaba con la florecilla en los labios y el papiro falsificado se unen para mojarle la oreja a España, aprovechando que estamos demasiado ocupados liderando rencillas personales, corruptos que les cuesta entrar en la cárcel y chorizos que por una puerta entran y por otra salen, eso sí, con cargos.. y seguir libres para dilinquir una y otra vez.
Si seguimos presumiendo con lacitos amarillos que unos ponen y otros los quitan, asustamos a la parroquia que huye despavorida por creer que al final terminaremos tirándonos piedras y alguna les puede dar, y todo lo accesorio, toda la escuela que ha suministrado a unos buenos profesionales, terminarán haciendo un curso de árabe para seguir los mismos pasos que resonarán con una recisión anunciada y el eco de una pandereta, mascullando el chascarrillo de qué nos quiten lo “bailao”, y el triste empeño de sospechar que volverán por nuestra antipática y forzada simpatia, los turistas que pueden ser sustituidos por emigrantes, parados y licenciados laborales con una nueva dotación en los presupuestos generales del Estado, porque subiendo los impuestos se puede ¿ no ?.
Y mientras las costas se quedan solitarias de gentes otrora empeñadas de tostarse al sol, ahora buscan otros lugares más atractivos y menos caros por los motivos anteriormente aludidos, nos encontramos con el siguiente chascarrillo que empieza con la llamada urgente de un asustado “socorrista” que aburrido llama pidiendo ayuda, y con el desenlace literal por la explicación siguiente del protagonista de esta breve reseña :
” He bajado esta mañana a la playa, muy cercana al chalet de mi segunda residencia, cogiendo la barca hinchable de mi hija para no adentrarme remando mucho en la mar.. y en cuanto me ha visto la Cruz Roja, me han llevado hasta la orilla, me han puesto una manta térmica, me han dado un chándal, unas zapatillas, un bocadillo, una cerveza, dinero para los gastos más acuciantes y me han llevado al médico, revisando mi estado físico al momento, cuando en mi pueblo tengo que esperar dos días para fijar una cita, y me querían llevar a un Centro a facilitarme no sé qué papeles.
Les he dicho alto, claro y con orgullo : “ Soy Español ” y al instante me han quitado todo y no me han dicho ni adiós. ( Caramba, ya a la playa no se puede ir tranquilo ).
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