
Mientras, Maduro sigue cosechando improperios y desplantes en sus líneas defensivas y que su falta de educación democrática hace entrever que huirá, dejando en la “charca de la miseria” hasta a los seguidores que le aplaudían
Mientras el Grupo de la familia venezolana Capriles reduce considerablemente sus inversiones de compras inmobiliarias en España, pensando que a lo mejor se reorienta el mercado y sus tentativas políticas en su Venezuela querida, el Grupo Impar afín a intereses paralelos, acaba de cerrar una operación en la que adquiere un edificio en la concurrida calle Galileo de Madrid, compuesto de 30 viviendas, toda vez que las huestes de deserciones bolivarianas dedicadas a ponerle puente de plata a Maduro, no dejan de seguir dando una dinámica perseverante al cemento y al “tocho” y a su dudosa tesorería, no por lo que representa su acreditado valor sino más bien su procedencia oscura.

Mientras, la inseguridad en la que se vive en Venezuela aumenta lo suficiente como para que las tripulaciones de las compañías aéreas de Iberia y Air Europa se estén negando a pernoctar en Caracas, lo que está originando un serio conflicto entre los sindicatos que apoyan la petición, toda vez que la logística de ambas empresas asegura que no hay un peligro inminente, salvo que en los alrededores del aeropuerto de Maiquetía, puerta principal de la capital venezolana, siguen ocurriendo hechos constantes y muy desagradables, como la detención y robo en vehículos con la sustracción de los mismos a golpe de pistola, lo que convierte a la zona en un punto de inevitable riesgo y peligro, lo que ha hecho al Ministerio de Asuntos Exteriores español recomendar no viajar al país caribeño si no se trata de asuntos de máxima necesidad.
Mientras, el país se desangra la ayuda humanitaria llega a cuentagotas y muchas veces interrumpida por el expolio a plena luz del día.

Y más valen algunas imágenes que mil palabras entrecortadas por la impotencia, lo que nos hace recordar que mientras sucede todo este desafortunado y demencial incidente diario que ya dura demasiado, el dictador Nicolás Maduro Moros sigue en sus trece, es decir no retrocede tercamente, y eso empaña cualquier solución pacífica que inevitablemente requiere de una intervención de fuerza mayúscula, que sin duda será apoyada desde la cúpula militar interna, de la que nos consta está harta de ser manipulada.

Be the first to comment