Vacuna, la carnaza innecesaria de la gran epidemia

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En este núcleo de insolvencia mundial sobre la credibilidad, en las que las noticias se propagan falseándolas y las verdades se esconden para ir saliendo de sus lanzaderas a medio gas, este medio que ustedes tienen a su alcance y leer sus contenidos, algo debe de importar y molestar cuando desde hace tiempo y de forma contumaz, nos intentan hackear como a muchos otros a los que ya les han impedido navegar en el éter de la libre información, lo que hizo que nuestra IP, ahora ya lo podemos decir, adquiriese la ilocalizable triangulación de su difusión, empezando por arroparse de presiones en un frío país del norte de Europa. Esta introducción sirve para etiquetarnos a nosotros mismos como NEGACIONISTAS sin perder el respeto a quienes a pies juntillas entienden lo contrario de este cuento chino que nosotros consideramos de la pandemia Covid-19, que no negamos se halle liberado a propósito o no en lo aéreo, afectando a demasiados seguidores contagiados que terminan soportando elevadas fiebres y víctimas por el añadido de otras patologías.

Con nuestra actitud de un demoledor temor a contraer el coronavirus, que ya vendrá uno detrás de otro hasta esquilmar estadísticamente a una población, les estamos haciendo el trabajo díscolo a los “incorruptibles” del sistema, especialmente a esos dirigentes de grandes naciones y corporaciones, además de los muchos políticos desaprensivos a los que les gusta participar de esa mal contrastada teoría de la conspiración.

A continuación, y después de no menos dedicación a reunir piezas de ese puzle científico que explosiona de fervor con una milagrosa vacuna, como salvadores del mundo y alter ego de Dios, en el que también se encuentran en el laberinto de las contradicciones empíricas un número importante y creciente de investigadores, cada vez más convencidos y unidos de la patraña que nos hacen digerir con una mascarilla perjudicial para la salud, convertida en la enseña oficial de un bozal que nos impide abiertamente protestar, nos hemos encontrado con una interesante reflexión del reconocido patólogo a nivel mundial, Dr. Roger Hodkinson, quien sin perder la compostura y su humildad, ha manifestado abiertamente en una conferencia ante funcionarios gubernamentales canadienses, que el virulento “Covid-19” es la mayor estafa de carácter público jamás cometida. Así de claro y así de sencillo.     

El Dr. Hodkinson es Presidente del Consejo de Administración de Western Medical Assessment en Canadá y Director General de la compañía desde hace más de 20 años, habiéndose graduado como médico con honores en la Universidad de Cambridge en el Reino Unido.

Las declaraciones del Dr. Hodkinson fueron hechas durante un debate de inquietudes sobre la pandemia convocado por el Comité de Comunidades y Servicios Públicos de Canadá. Aunque la conferencia no fue pública, su declaración se publicó posteriormente en YouTube, quienes por una orden superior eliminaron el vídeo de la red, no dejando rastro alguno del contenido.

El Dr. Hodkinson también es un experto en el campo de la virología y señaló que su papel como CEO de una empresa de biotecnología que fabrica pruebas de “Covid” se  sinceró con el siguiente y significativo comentario : “Sé un poco y algo más sobre todo lo que se inyecta a presión mediática. Existe una histeria colectiva totalmente infundada, impulsada por los medios de comunicación y los políticos sin clase y vendidos al oportunismo. Es una postura patética, dañina e indignante. Lo que se está viviendo y el miedo que se padece, que es fruto de la mayor estafa jamás cometida contra un público ignorante”.

“No se puede hacer nada para detener la propagación de los virus, salvo proteger a las personas mayores o más vulnerables a causa de la enfermedad. Pero los políticos que ahora juegan a “médicos” están fomentando un juego muy peligroso y de unas consecuencias imprevisibles”.

“El virus existe y la distancia social que se impone es inútil, ya que los gérmenes se propagan a unos 30 metros de distancia”.  El Dr. Hodkinson pidió con vehemencia extrema y compartida, que se pusiera fin de inmediato a todas las medidas de confinamiento para evitar nuevos daños a las personas y a la economía.

“La obligación de llevar mascarillas también es inútil”, continúo insistiendo el Dr. Hodkinson : “No hay evidencia alguna de la eficacia de las máscaras”. “Las máscaras de papel y tela son simples símbolos de obediencia”.. y “serán tan pesadas que pronto nos parecerán de hierro”, apuntamos nosotros desde nuestro observatorio invisible. 

El Dr. Hodkinson hace hincapié en sus afirmaciones: “De todos modos, la mayor parte del tiempo no se llevarían bien. Es absolutamente ridículo ver a estas personas desafortunadas e incultas caminando, obedeciendo como borregos y usando una máscara sin ninguna base de conocimiento”, señalando también en la desveladora conferencia la falta de fiabilidad de las pruebas PCR, argumentando la escasa fiabilidad demostrada de unos “resultados positivos” que no pueden demostrar una infección clínica.

El Dr. Hodkinson aboga para que todas las pruebas deberían terminar de inmediato, ya que las cifras erróneas impulsan la “histeria pública”. “Por ejemplo, el riesgo de muerte en la provincia de Alberta (Canadá) es de 1 por cada 300.000 habitantes con respecto a los menores de 65 años”. “Es increíble cerrar la sociedad, causando un problema mayúsculo a la sociedad, únicamente y solo porque otra gripe más fuerte se está agravando.”

El Dr. Hodkinson determinó su firme convencimiento de no participar en este despropósito sanitario con unas peticiones motivadas por la indignación y el comprobar que es muy lenta la exigencia civil por la claridad informativa, habiendo alcanzado este nivel de preocupación magnificado e insoportable, que debería poner fin de inmediato a un acto de fe mal expuesto por las autoridades.

EVENT 21

Y no menos importante, la aseveración contrastada que nos conduce a la autenticidad de contenido abajo escrito, ya sea por “ofrecernos” licencia sin patente para consolidar la campaña con otros fines, por una filtración auténtica o meramente casual de los intervinientes, o por la sencilla razón de que el destino hace que al igual que otros medios nos prestemos a disfrazar el caos de esperanza.

El 18 de octubre de 2019 se llevó a cabo en Nueva York una amplia simulación de pandemia denominada “Event 201”, que plantea algunas preguntas desde el punto de vista con el actual momento que padecemos.

El ejercicio, iniciado por la Fundación Bill & Melinda Gates en colaboración con el Foro Económico Mundial y el Johns Hopkins Center for Health Security, abordó el caso ficticio de una pandemia mundial provocada por un nuevo virus.

Según la página web oficial del evento, el objetivo era ilustrar los ámbitos en los que era necesaria la cooperación público-privada en caso de una pandemia grave.

Varias circunstancias del “Evento 201” parecen extrañas a la luz de la actual pandemia del Coronavirus :

Los tres organizadores (Fundación Bill Gates, Universidad Johns Hopkins y WEF) desempeñan un papel importante en la supuesta pandemia actual.

Solo 3 tres meses después del “Evento 201”, la supuesta pandemia del popular “coronavirus” se extendió por todo el planeta con el bozal obligado sanitario y de sumisión social impuesto por la autoridad competente o todo lo contrario.

¿ Ser o no ser ?… el Covid-19 no puede ser la cuestión, para que nadie interprete a Hamlet como el vengador y domador de un exceso de mundo, por muy mal que se haya tratado a la naturaleza o la civilización “troglodita-tecnológica” esté en uno de los más perversos períodos de decadencia. Atribuirse el mecenazgo de las soluciones o ser el verdugo de nuestros pecados, es aborrecible, tendencioso y tan macabro, que habrá que empezar a creer en todos los dioses, habidos y por haber, para que entre incluso los mortales y sin nombre impidamos tamaño despropósito, que de continuar y faltar el suero tranquilizante que nos aplican puntualmente en forma de “virus” sin gripe, podría ser el detonante de una subversión a una escala de peligrosidad sin vuelta atrás. Y si no al tiempo.

Última hora : Se siguen mofando los medios de comunicación vendidos a la perturbación social, con noticias recién sacadas del horno que al parecer están hechas para tontos. ” Fallece por “coronavirus” el expresidente francés Valéry Giscard d´Estaing que dirigió los designios galos entre 1974 y 1981″. Se añade a la información que lo ha hecho este pasado miércoles día 2 de diciembre 2020 a la edad de 94 años, lo cuál nos deja atónitos por sospechar que lo ha hecho a la moda sanitaria, pues a esa edad tan madura podría haber sido por un simple enfriamiento, un catarro o el tomarse más de un coñac mientras calentaba el cuerpo para correr un raid maratoniano en el norte africano.. o simplemente y llanamente por la edad que ya no aguantaba más vida, y no necesariamente con la etiqueta de Covid-19. Por favor. La seriedad es un rango que la medicina debe exigir, máxime cuando se la está utilizando con subterfugios que ocasionan más de una cínica sonrisa.

“Juventud y vejez tienen sus días contados, como siempre, hasta que llega la desaparición permanente” Reflexión plutoniana.

¿Una casualidad o estaba todo planeado para despersonalizar con una mascarilla, después doblar la rodilla (como ya se ha estado practicando).. y seguro que mucho más a la población mundial nos tienen reservado a medida que la célebre vacuna nos vaya seleccionando ?. 


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