Zipi y Zape, súbditos de un rey menor e hijos de un desgobierno mayor

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Los últimos tiempos transcurridos sin sobresaltos por movimientos telúricos, desaparecidos ruidos de sables, ninguna sismología social reivindicativa, conatos aberrantes de un terrorismo visceral que ha cambiado de sintonía objetiva, y así cualquier otro repique de campanas alarmistas, que no fuesen las coincidentes de vez en cuando con las recesiones económicas en una sociedad como la española, siempre dividida y creída de estar en posesión de la verdad absoluta aunque cuando menos absurda, abocada a alzar la voz para tener más razón que un santo, ahora va y se nos convierte, ya sea por el ninguneo de sus dirigentes, en una masa humana uniformada con batín, medias y calcetines, y mucho miedo a todo y mascarilla, que aprende a tartamudear y no decir nada, ni con lección bien aprendida de manifestación al uso, abuso y disfrute de una convocatoria señalada.

Es probable que este fornido masculino y muy femenino pueblo ibérico, se haya arrinconado voluntariamente en el sofá donde recibe las instrucciones de “Tele Covid-19”, disfrutando amigable y ceremoniosamente solo o en compañía de otras carnes, huesos y cada vez más manipulado e inútil cerebro, que le induce a pensar con dos dedos de frente en que terminará todo este embrollo de una pandemia bohemia y embriagadora que cada día que pasa tiene menos adeptos, toda vez que teme y está por encerrarse para siempre, para ser no castigado por intentar salir de su espacio habitual cuando la consigna es estar confinado sine die.. o de vez en cuando, como siempre, si le toca la lotería del contagio permanente y programado en su barrio, ya sea por imperativo legal o por el santo copón béndito que todavía no le calma la sed de poder al hombre guapo y hechicero, al que le adoran sus tres amazonas ministeriales y un cuarto macho alfa vicepresidente, con melena recogida al que le encanta poner voz de falsete en un hemiciclo bronco e insatisfecho, cuando con arrogancia lanza dardos envenenados a todo aquel que intente salir en una foto, dentro del grupo de los humoristas chismosos que no debieran convertirse en defensores de una incompetencia inapropiada por pertenecer esa frustrante definición a la exclusividad de su partido político, que puede que no las vea venir cuando unidas puedan sus bases sentirse humilladas, además de decepcionadas y muy engañadas, por el talante de alguien al que le gustaría calzar botas de vaquero y llevar dos revólveres en la cintura, para hacer bien visibles sus muescas triunfales en las culatas, dejando bien presente, especialmente al sheriff, que él es mas rápido que nadie, cuando las víctimas jamás podrían compartir una ideología de anticuario, más pasada de rosca que un delfín en una piscina de ron y coca-cola.

Todo sucede como va al abismo en una España de pesebre, que pronto no sabrá adaptarse a la nueva anormalidad que intenta imponer el que es más chulo que un ocho y anda como el ex-presidente demócrata Barack Obama. El público está desconcertado, triste y meditabundo y no sabemos cuando terminará todo este pulular por los pasillos de las confusiones que no llegan a ninguna parte, asemejándose el panorama a estar haciéndolo más perdido que un pulpo en una maceta repleta de semillas de plantas carnívoras, o no saber como se comportará su frágil corazón herido el que se sienta afectado por un ERTE, o el ulular de un viento crecido que traerá tormentas borrascosas cuando se entere el fijo empleado por una llamada telefónica, que la empresa donde prestaba sus servicios se ha ido al garete al no soportar tanta angustia empresarial y merma constante en su cartera de pedidos, lo que representará un complicado “sinvivir” cuando la hipoteca, que ya lleva seis meses en tránsito de ser aplazada o vencida la carencia por ese “coronavirus” que sigue empeñado en no dejar títere con cabeza, remate tristemente una decisión indeseada cuando le den la opción de pagar un alquiler social sin más propiedad que la misma llave, que le abrirá la puerta de lo que otrora fue su casa.

Y mientras tanto, a Isabel Ayuso presidenta de la Comunidad de Madrid se la quieren merendar por permitir lo que es imposible evitar, ser invitada a participar de manera optimista en una moción de censura sobre su propia figura pública, lo que nos hace recordar que a lo mejor no es mal negocio un pacto similar al President de La Generalitat, que se lleva tras su inhabilitación una pasta “torrá” de 122.000 € al año por servir de comodín a otro mandarín exiliado, que se ríe socarronamente de ver como a los ciudadanos se premian sus estrecheces con más enchufes costosos a dedo, abalorios como asesores y cada vez más numerosos y “jubilaciones” a los prescindidos, que hacen cantar al gallo de la provocación y el desatino mientras otros vomitan el brebaje de la intolerable impotencia.

En fin en este patio repleto de cobardes, orates y chusma del buen vivir de cualquier bando y color, hay que beberse un “bourbon” a la salud del menda que nos dirige al grito de ¡ Gobierno de España !, el mismo aspirante a modelo de pasarela por la Unión Europea, imitador de danzarín al estilo estadounidense, que pone sonrisa sarcástica cuando seriamente le lanzan piropos nada elogiosos desde el patio de butacas clandestino, sin telón de fondo y muchos tramoyistas que aplauden a sus espaldas sus repulsas aceleradas con intervenciones didácticas, de cómo echar el aceite de marca en un motor que cada vez que arranca se para antes de dar la salida con la banderita roja y gualda. Cabe recalcar que para lograr distraer la atención hasta encontrar mecánicos experimentados, se utilizan a los afines al rojo vivo en prensa, radio y televisión, ordenando sacar a la palestra al rey emérito en su busca y captura mediática.

Este simpático Zipi con el contubernio de Zape, ambos antiguos súbditos de un rey hoy menor, son los mismos que por pelotas, tal uno es del Atlético de Madrid vs “Real” y el otro del Rayo Vallecano vs “FC Barcelona”, penalizan por su cuenta y hacer retirar 53.000 banderas en montes y playas recordando a los fallecidos por la crisis sanitaria que vivimos. Ambos protagonistas son listos y audaces y se necesitan mutuamente, empleando incendiarias frases patrias, lapidarias y embravecidas proclamas. Uno de irresistible presencia que se siente césar de una república encubierta, el otro de comparsa de sus andanzas haciendo un moño de su coleta, lo que evidencia que ambos tienen bien aleccionados a los suyos, incluso a los que no comparten su memorándum de buenas prácticas, obsequiándoles la oposición frecuentemente con “quejios y solapados insultos”, a lo que suenan de inmediato muchos sonoros aplausos, que mejor no provengan nunca de sujetos y sujetas con dagas en su cintura y brazos en alto, para descargar sus puños en lo que si el tiempo no lo impide, los que no comulgan con sus teorías, los que creen que con la indisciplina conseguirán una independencia, ya están haciendo prácticas en el gimnasio para asistir en el cuadrilátero de los guantazos épicos, que es en lo que se convertirá esta España mal querida, acuartelada y bastarda, que tiene una gonorrea sin sufrimiento alguno en la caja inviolable de las sanas, estúpidas o reaccionarias ideas, que pueden perpetuar un estado de sitio y un KO que puede experimentar esta distinta y mal aplicada democracia, en donde el director de la orquesta que daba solemnidad a los actos se ha ido de farra con una máscara de vendetta.


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